En la isla de Thisby, es tradición organizar unas carreras con los caballos asesinos que emergen todos los años del mar. Los padres de Puck murieron trágicamente devorados por ellos el pasado otoño y, ahora, ella y sus hermanos tienen que hacer frente a unos gastos que no pueden asumir. Si Puck ganase las carreras de Escorpio, vería todos sus problemas solucionados, pero el riesgo es tan alto que podría morir. Sean Kendrick ha ganado la carrera los cuatro últimos años, pero necesita volver a competir para poder comprar a Corr, su caballo. Los entrenamientos y el rechazo del resto de participantes son solo algunas de las situaciones a las que los protagonistas se verán expuestos. Las carreras de Escorpio brilla por su originalidad, tanto en la ambientación creada como en sus dos protagonistas, que destacan por su fuerte personalidad. La autora, fiel a su estilo, consigue envolver al lector a través de su narrativa y unos personajes únicos.
Por su capacidad para trasladarnos a un fascinante mundo inventado, y por la habilidad con que la autora ha creado unos personajes y una trama originales y a la vez muy realistas, en El Templo de las Mil Puertas consideramos que Las carreras de Escorpio es la mejor novela extranjera independiente publicada en 2013.
Con una premisa algo tópica da comienzo Eleanor & Park: dos adolescentes se encuentran en el autobús el primer día de instituto del año 1986, empiezan a conocerse e inician una relación única. Eleanor es pelirroja, viste de una forma peculiar y la inseguridad que le causa su físico no la hace una persona fácil. Park tiene rasgos asiáticos, lucha por sobrevivir cada día en el instituto pasando desapercibido, y es un gran aficionado a la música y los cómics. Pronto se dan cuenta de que juntos son capaces de enfrentarse mejor al mundo y así tratan de hacérselo ver al resto. Si algo hace especial a esta novela es el realismo con que refleja la personalidad de Eleanor, la de Park y cómo va evolucionando su relación. Está narrada por dos voces bien perfiladas que permiten al lector adentrarse en la historia, empatizar con sus circunstancias y enternecerse a través de este relato.
En un mundo perfecto, Sarah no tendría la neurona borde que hace que todo lo que diga parezca irónico, su expediente académico no habría caído en picado y sus padres no estarían buscando la mejor manera de castigarla. Pero claro, en un mundo perfecto, Jaime, su mejor amiga, no habría muerto. Ahora ella ha decidido explicar la vida a través de una serie de teorías en las que reina el cinismo (culpa de la neurona borde) y el humor negro. Este año se han publicado varias novelas realistas en las que los protagonistas tienen que hacer frente a problemas serios y dudas existenciales. Dentro de este grupo, Mi teoría de todo llama la atención por su originalidad y su sentido del humor, así como su cuidadísima edición.
Muerte a los coches es el título de una redacción que James hace para el colegio, en la que explica cómo muchos problemas de la sociedad actual se solucionarían si prescindiéramos de los coches. Desde su punto de vista, el mundo se va a pique y a la mayoría de la gente ni siquiera le importa. Los únicos del instituto concienciados con estos temas son Sadie y él, pero, mientras que ella se toma las cosas con buen humor y optimismo, James lo ve todo oscuro y tiene la peor opinión posible de la raza humana. Muerte a los coches, como otros libros de este género, no tiene un argumento muy definido, pero engancha desde el principio gracias al sarcasmo de James y a su ágil narración, y logra interesar al lector con una historia muy realista y unos personajes adolescentes que, por una vez, no están idealizados.
La historia de amor y desamor entre Min y Ed está narrada de una manera muy peculiar: a través de una carta que Min ha escrito para dársela a Ed junto con la caja azul que contiene todos los recuerdos de sus momentos compartidos. Las chapas, la entrada de cine, la caja de cerillas… cada objeto corresponde a un día de su relación que Min recuerda, y le sirve para explicar por qué rompieron. Además, estos objetos están ilustrados por Maira Kalman, de manera que el libro es a la vez la caja y la carta de Min. Y por eso rompimos transmite mucha fuerza y sentimientos muy profundos gracias a su cuidada narración, casi poética, y a unos personajes muy bien construidos.