Siempre me han dicho que se me da bien escuchar a los demás. Quizá por eso me gusta tanto la lectura. Para mí, un libro es más que una historia: es una confesión. Escondidos entre sus líneas se encuentran los sentimientos, pensamientos y experiencias de quien lo ha escrito, que pasan a formar parte de nosotros mientras recorremos sus páginas. Esto convierte a la literatura en una forma mágica de enseñar que, como futuro profesor de primaria, me fascina cada día más. Cuando supe de El Templo no me lo pensé dos veces: si explorar nuevos mundos es mi pasatiempo favorito, hacerlo en compañía es mucho más divertido.