«Es imposible», dijo el orgullo. «Es arriesgado», dijo la experiencia. «Es Leviosa, no Leviosá», dijo Hermione Granger. «¿Es que esta chica no se cansa de leer?», dijo mi madre. Si mi obsesión inicial con Narnia o Percy Jackson no le respondió, quizás lo habrá hecho la estantería habitada por las historias que me robaron el corazón. Comenzando por Los Juegos del Hambre o La ladrona de libros, hasta llegar a Los Miserables u Orgullo y prejuicio, mamá, no me canso de viajar a Hogwarts ni tampoco me importa llorar al terminar ese libro que tanto me ha gustado. Porque, ¿sabes qué?, bien dijo el monstruo que las historias son criaturas salvajes… y yo estoy dispuesta a unirme a ellas.