¿Sabías que...?
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Lo primero que queremos preguntarte es: ¿cómo están Anna y St. Clair? ¿Y Lola y Cricket? ¿Y Isla y Josh? ¿Están todos bien?
(Se ríe) ¡Me encanta esta pregunta! Sí, todos están bien, y cada pareja está felizmente casada. No puedo decirte, sin embargo, qué andan tramando, porque quizá algún día comparta esa información en otra novela. Pero sí, les está yendo bien. Me gustan los finalices felices.
Ya has dicho en otras entrevistas que siempre pones mucho de ti en tus personajes y que, consecuentemente, descubres algo nuevo con cada una de tus protagonistas. ¿Ha cambiado esto a lo largo de los años? ¿Qué has descubierto sobre ti misma con Makani, la protagonista de Hay alguien en tu casa?
Me sorprendió que la historia acabara imbuida de un sentimiento de vergüenza tan fuerte. Mientras escribía la novela, me angustiaba y obsesionaba el aumento de la humillación pública en las redes sociales. La vergüenza es la emoción humana más peligrosa. Dependiendo de su personalidad, uno puede, o bien, utilizarla contra sí mismo —pudiendo llegar esta a provocar una serie constante de pensamientos suicidas, si no se le planta cara— o utilizarla contra otros. Mientras que el asesino de mi novela hace lo segundo, Makani y yo pertenecemos al primer grupo. Somos nuestras peores enemigas.
En Hay alguien en tu casa, puesto que el género de la novela lo requería, combinabas un narrador en tercera persona con la primera persona femenina a la que nos tienes acostumbrados. ¿Tienes pensado seguir usando nuevos narradores?
Sí, por supuesto. El narrador siempre debería ir acorde con la historia que se quiere contar. Es fundamental probar diferentes ideas y ser flexible. Además, personalmente, disfruto traspasando los límites de lo que creo que soy capaz de escribir.
En tus novelas siempre ha habido diversidad, pero esta ha ido ganando importancia progresivamente. ¿Qué opinas al respecto y cómo crees que ha de utilizarse?
Sí, la diversidad es uno de los temas más importantes en mi país ahora mismo. Hay un público —blanco, heterosexual, cisgénero, sin ningún tipo de discapacidad, de clase media— que está escuchando por primera vez muchas voces distintas. Es superemocionante, pero también han salido a la luz muchas cosas feas. Y la única forma de combatirlas es seguir difundiendo estas voces. Todas ellas necesitan ser escuchadas. Siempre procuro que mis historias reflejen el mundo en el que vivo, pero como la mujer que soy (blanca, heterosexual, cisgénero, sin ningún tipo de discapacidad, de clase media) siempre habrá algo que mejorar. Así que seguiré aprendiendo e intentando dar lo mejor de mí. Si me lo permitís, me gustaría haceros ahora a vosotros una pregunta, ¡porque tengo muchísima curiosidad! ¿Se está llevando a cabo este debate también en España? ¿Está cambiando vuestra literatura? ¿Y vuestro cine y televisión?
En Felices por siempre jamás veíamos a una protagonista femenina que, al contrario que otras anteriores en literatura juvenil, hablaba abiertamente de sexo. Y en Hay alguien en tu casa, dando un paso más, aprovechas la ocasión para abrir un debate sobre el uso de armas y el racismo en Estados Unidos. ¿Cuál ha sido la reacción general de los lectores?
Si te soy sincera, no tengo ni idea. Con cada libro me he ido alejando más y más del público. Yo lo llamo autopreservación. Quiero seguir escribiendo personajes y temas que sean de mi interés, que no siempre estarán en la línea de lo que los lectores quieren o esperan. ¡Y no pasa nada! Hace tiempo que acepté la idea de que probablemente mi primera novela, Un beso en París, será siempre mi novela más exitosa. Fue una forma maravillosa e inesperada de empezar mi carrera literaria. Simplemente me siento muy agradecida de poder seguir escribiendo. Y, aunque mis libros no atraigan al mismo público, confío en que logren atraer a nuevos lectores.
Pero mi sensación general es que los lectores han seguido ahí sin que la progresiva inclusión de estos temas (sexo, racismo y control de armas) haya supuesto ningún problema. Lo que probablemente les cree más animadversión es el hecho de que cada libro haya sido menos dulce que el anterior. Pero espero que no por ello, menos amable. O esperanzador.
Sabemos que tu visita a España para presentar Un beso en París te sirvió de ayuda para preparar la documentación de Felices por siempre jamás. Cuéntanos: ¿cómo de loco puede llegar a ser el proceso? ¿Tienes alguna anécdota que nos puedas contar acerca del que hubo detrás de Hay alguien en tu casa? Y que, por lo que tenemos entendido, duró nada más y nada menos que seis años.
Tuve la gran suerte de explorar personalmente los lugares en los que transcurren las escenas de Barcelona. Me encantó la visita a vuestro precioso país, en especial conocer a mis lectores y a toda la gente de Plataforma Neo. Y poder charlar con la que ahora es mi editora en España, Helena Pons. (Además de probar vuestro delicioso queso Manchego). ¡Qué maravilla!
Pero, madre mía, esos seis años... sí que fueron largos. Más que loco, fue un proceso aburrido. Aunque escriba despacio, las ideas no me faltan. ¡Tengo tantas historias emocionantes, brillando y centelleando en mi cabeza, que se mueren de ganas por ver la luz! Me frustra tener que dedicarme durante tanto tiempo a un mismo proyecto.
Tardé más en documentarme para Hay alguien en tu casa porque muchas voces formaban parte de la novela, y cada una de ellas tenía un pasado y una serie de intereses. Ni siquiera comparto muchos de esos intereses, por lo que tuve que documentarme acerca de temas que, en otra situación, no habría tenido en cuenta, porque consideraba importante entender por qué significaban tanto para esos personajes.
Puede que la cosa más loca fuera cuando mi marido y yo hicimos un viaje por carretera a las zonas rurales de Nebraska, donde se desarrolla la historia. Fue allá por finales de octubre. Estuvimos dando vueltas hasta encontrar un maizal abandonado, y cuando lo encontramos me puse a correr entre los frágiles tallos de maíz para experimentar lo que se sentiría si me estuvieran persiguiendo. Las hojas más afiladas me dejaron rasguños bastante feos, y mis botas acabaron llenas de un barro tan espeso que tuvimos que limpiarlas en la bañera del hotel.
Autoras como Kiersten White y Laini Taylor son algunas de las escritoras de juvenil que colaboraron contigo en My True Love Gave To Me, que fue la primera antología de relatos que editaste. Teniendo en cuenta que sois amigas íntimas, ¿te has llegado a plantear colaborar con ellas en algún otro proyecto? Y ¿cuál fue tu experiencia como editora de las dos antologías?
Estaría encantada de volver a colaborar con ellas, pero, por desgracia, tengo la sensación de que no escribo lo suficientemente rápido como para que eso llegue a pasar algún día. Aunque mantendré los dedos cruzados, por si acaso. Puede que... ¿quizá cuando seamos señoras mayores con el pelo prácticamente repleto de canas? Pero, a decir verdad, Kiersten y yo aún revisamos los manuscritos de la otra, y Laini fue la primera en leer Un beso en París y me animó mucho. Me siento muy agradecida de tener como amigas a unas mujeres tan extraordinarias.
Y valoro enormemente haber editado las dos antologías. Gracias por preguntar. Tuve el placer de trabajar con y aprender de veintidós autores de ensueño. Es una locura tan grande que todavía no me lo creo del todo.
Hace poco Netflix dio luz verde a la producción de Hay alguien en tu casa. ¿Estarás involucrada en el guion? ¿Te hace ilusión que al fin una de tus novelas vaya a pasar a otro medio? Además, una que, en concreto, nace de un género más audiovisual que literario.
Bueno... dieron y no dieron luz verde. Netflix compró los derechos, pero las posibilidades de que llegue a ocurrir son todavía bastante escasas. Hollywood es así de peculiar: anuncian ciertas adaptaciones levantando mucho revuelo... y luego no vuelves a saber de ellos. Pero, aunque decidan seguir adelante con la adaptación, yo no sería la guionista. Henry Gayden, un escritor muy talentoso, está ya ligado al proyecto, y ¡dudo que quisiera que yo me interpusiera en sus planes! No me malinterpretes: me encantaría que este proyecto saliera adelante y estoy completamente de acuerdo con que sería muy emocionante que fuese este libro en concreto, de entre todos mis libros, el que lograse tener una adaptación, puesto que debe tanto al género slasher. Porque sin las películas de ese género, mi libro ni siquiera existiría.
Sabemos que no dejas de escribir y que el año pasado estuviste trabajando en el Libro Cinco. ¿Qué nos puedes contar sobre él? ¿Seguirá la estela de Hay alguien en tu casa?
Ojalá pudiera. Aunque, con un poco de suerte, podré hablar de él —y del Libro Seis— conforme avance este año. Lo máximo que puedo decir es que, cuando anuncie ambos, mis dos grupos de lectores (refiriéndose a los de las novelas companion, por un lado, y a los de Hay alguien en tu casa, por otro) se alegrarán.
Por último, queremos que sepas que para nosotros tus libros son una especie de lugar seguro al que siempre queremos y solemos volver. Ahora bien, ¿podrías recomendarnos algunos de los libros y autores que a ti te hacen sentir como en casa?
¡Me encantaría! Como antigua librera y bibliotecaria que soy, no hay nada que me haga más ilusión que recomendar un buen libro.
Estoy completamente segura de que vuestros lectores conocen su obra, pero Rainbow Rowell es siempre la primera autora que recomiendo si lo que la otra persona quiere es una lectura que le haga sentir bien. Escribe personajes entrañables y situaciones que resultan sinceras para quien las lee. Cosa que no es precisamente fácil. Creo que su primera novela para adultos, Enlazados, aún sigue siendo mi favorita. Sarah Addison Allen vive en mi ciudad natal, y escribe novelas románticas para adultos con un toque de realismo mágico que resulta muy reconfortante. Mi favorita es The Sugar Queen.
En juvenil, me río mucho con Amy Spalding —probad a leer Kissing Ted Callahan (And Other Guys), o bien, su novela más conocida hasta la fecha, The Summer of Jordi Perez (and the Best Burger in Los Angeles). Me alegra que, por fin, más lectores estén descubriendo sus novelas. Y los libros de Nina Lacour siempre me hacen sentir como en casa. Su última novela, We are Okay, es la historia más preciosa sobre la soledad que jamás haya leído.
Por último, soy muy fan de J.K. Rowling y de su alter ego, Robert Galbraith. Sus personajes, escenarios, sentido del humor, sus descripciones culinarias. Me lo comería todo. Y David Sedaris es mi escritor favorito de todos los tiempos. Su última colección de ensayos, Calypso, es uno de los regalos más generosos que un autor le podría hacer a sus lectores.
Ha sido un placer charlar contigo, Stephanie. Muchísimas gracias por colaborar con nosotros. ¡Esperamos volverte a ver pronto por España!
¡El placer ha sido mío! Todas y cada una de las preguntas han sido magníficas; sin lugar a duda la mejor entrevista que me han hecho en mucho tiempo. ¡Muchísimas gracias por haber pensado en mí!