Este año se celebra el cuadringentésimo aniversario de la muerte del Greco, pintor que tiene especial importancia en tu última novela. ¿Ha sido esta fecha tan significativa lo que te ha animado a escribir un libro en el que sus cuadros esconden más de una sorpresa?
No es una coincidencia, empecé a escribirla consciente de la efeméride, pero era para mí un deseo y es un sueño cumplido. Desde mi adolescencia he sido una admiradora ferviente de la obra del Greco, me fascina. De las paredes de mi habitación no colgaban los pósteres de los cantantes de moda, sino reproducciones de los cuadros del Greco. Era una adolescente un poco rara y algo friki, como se diría ahora. Los cuadros del Greco siempre me han parecido fascinantes, modernos, diferentes y, por qué no, llenos de secretos.
La presentación de Los héroes son mentira fue en el instituto San Isidro, un centro con muchos años y que esconde alguna que otra historia. ¿Qué tiene de especial el IES San Isidro que no tengan otros lugares de Madrid?
Es un lugar cargado de historia. Para mí, que soy docente vocacional, es maravilloso descubrir un sitio en el que ha habido alumnos y profesores desde hace más de 400 años. Además, guarda secretos increíbles.
En tu cuenta de Facebook has comentado que tu próxima novela transcurrirá en este instituto, al igual que ocurrióen Tuerto, maldito y enamorado. ¿Qué nos puedes adelantar de ella? De hecho, comentas que ese centro educativo merece una trilogía, ¿estás pensando en escribir otro libro ambientado aquí? Si es así, ¿te animarías a que personajes de los tres libros se cruzaran en este entorno?
Los protagonistas de esta próxima novela también son alumnos del San Isidro y van a descubrir algunos de los secretos y bastantes historias oscuras relacionadas con la Plaza Mayor y sus misteriosos habitantes. Me gustaría escribir un tercer libro sobre el instituto, ya le estoy dando vueltas, y en este sí que se entrecruzaran personajes de los anteriores.
La caja de los tesoros, a pesar de ser una novela infantil, puede ser disfrutada tanto por jóvenes como adultos. ¿En qué público pensabas mientras la escribías?
Quizá en mí misma cuando era niña, por eso creo que los padres de los jóvenes lectores entenderán muy bien la historia. Muchos hemos visto cómo las playas o los pueblos de nuestra infancia se han trasformado en otra cosa y se ha urbanizado sin control.
En Mala luna, Víctor y Clara buscan un cuaderno donde supuestamente el poeta cabrero Miguel Hernández escribió unos poemas jamás encontrados, y en Theotocópuli: bajo la sombra del Greco se busca la parte superior de un cuadro del pintor. Mezclar la ficción con la realidad es algo difícil, pero tú lo consigues con naturalidad y maestría. ¿Es difícil escribir una novela donde hay acontecimientos reales sin perder la veracidad o alterar datos?
Es muy divertido porque la realidad muchas veces parece superar la ficción y son los mismos hechos reales losque me dan elementos estupendos para la trama de las novelas. Lo que sí hay que hacer es leer y documentarse mucho. La historia nos enseña muchas cosas con respecto al presente y las vidas de otros, a veces, se parecen a las nuestras. En el fondo las pasiones y los intereses humanos son siempre parecidos.
En tus novelas encontramos un gran interés por el arte; la literatura y la pintura son protagonistas de tus libros, antes que los propios personajes. ¿Dónde nace esta pasión?
El arte siempre me ha fascinado, sobre todo la pintura. Mi madre es una apasionada de la música y del arte en general y mi padre era un lector voraz y una persona muy culta. Ellos me inculcaron el valor del patrimonio cultural, del arte y de la literatura.
La mayoría de tus novelas están ambientadas en España y sus protagonistas son estudiantes de nuestra época. ¿Te has planteado alguna vez abandonar el realismo y sumergirte en el terreno de la fantasía o la ciencia ficción?
En otras épocas en mi vida sí escribí historias de fantasía, antes de empezar a publicar. Ahora me atraen menos. La ciencia ficción me gusta más, quizá algún día escriba un libro de este género. Supongo que, como lectores y como escritores, cada etapa de nuestra vida nos pide lecturas diferentes y temas distintos para escribir. Quizá algún día regrese a la fantasía de mis veinte años.
Muchas veces se habla de escritores de mapa y de brújula, en función de si plantean toda la novela antes de empezar e escribir, o se dejan llevar. ¿Con qué grupo te sientes más identificada?
De mapa, de mapa. Antes de empezar a escribir suelo tener bastante claro lo que voy a contar, muy pensado y trabajado. Aunque luego van surgiendo muchas cosas que no me había planteado al principio: hay personajes que crecen, situaciones que surgen… y el mapa se trasforma.
¿Cuál es la novela que más tiempo te ha llevado escribir?
Hay una que aún no he publicado que empecé hace años, luego la interrumpí porque surgió una situación que debía contar con más urgencia, después retomé y dejé sin revisar… entre una cosa y otra más de cuatro años. Espero acabarla, revisarla y publicarla alguna vez. De las que tengo publicadas, la que más he tardado en escribir ha sido esta última (Theotocópuli) a la que he dedicado un año completo.
En muchas de tus obras, nos muestras lugares varios siglos atrás, ¿cómo te documentas para recrear los escenarios en los que tendrá lugar la novela?
Leyendo, no hay otro modo. Soy aficionada a coleccionar libros de historia (sobre todo de historia de Madrid) que cuentan, no solo los grandes acontecimientos sino, sobre todo, la vida cotidiana en siglos como el XVII. Y también paseando; las ciudades aún guardan la huella de aquellos que las pisaron, además de algunos edificios que han resistido al paso del tiempo.
En El blog de Cyrano y en Tuerto, maldito y enamorado nos guías por Madrid, en Theotocópuli nos haces un rodeo por la ciudad de Toledo, en Mala luna visitamos Orihuela y en La caja de los tesoros hacemos una parada en una playa de Los Llanos. ¿Qué tienen de especial estas ciudades para ti? ¿Ya tienes pensada la próxima ciudad que nos mostrarás desde dentro?
Madrid es la ciudad en la que nací y en la que vivo, una ciudad a la que amo y a veces odio (llega a producirme claustrofobia) pero creo que no podría vivir en otro sitio. Mi casa está muy cerca de la Plaza Mayor, en pleno centro. A veces siento que la ciudad entera, el centro de la ciudad, es mi casa. Toledo es un milagro, pasear por allí es viajar en el tiempo. Yo me oriento fatal y siempre que voy me pierdo, me encanta perderme por Toledo. En Orihuela viven un montón de buenos amigos y voy todos los años, hasta he participado durante décadas en sus fiestas de moros y cristianos. Los Llanos, en realidad, es un pueblo cerca de Mar Menor, que se llama Los Belones. Allí viven mi amigo Miguel (protagonista del libro) y su familia. De momento, mis personajes se van a seguir moviendo por Madrid, pero por otros barrios diferentes a la zona en la que vivo.
Para terminar la entrevista, ¿con qué artista, de todos los tiempos, te gustaría mantener una conversación? ¿Por qué?
Después de la última novela que he publicado me gustaría charlar con el Greco y con su hijo Jorge Manuel para saber de verdad cómo era la relación entre ambos. Dos personajes fascinantes.
¡Muchas gracias por responder a nuestras preguntas!