Las protagonistas principales de tus dos primeras novelas tienen raíces italianas que las influencian en mayor o menor medida. ¿Qué parte de tu propio origen italiano se ve reflejado en ellas?
Cuando se habla de Buscando a Alibrandi, siempre digo que no trata de mí, sino que es sobre mi mundo cuando era una adolescente. Crecí con un padre nacido en Italia y una madre de padres italianos, así que la cultura europea tuvo mucho que ver con nuestras vidas. Ciertamente yo me sentía como si estuviera buscando el equilibrio entre las dos culturas y no sentía que perteneciese ni a la una ni a la otra. Así que Buscando a Alibrandi trata de ese equilibrio y muchas de las historias sobre la abuela de Josie cuando llegó a Australia por primera vez eran muy similares a las de mis abuelos. También hacíamos salsa de tomate cada año, una escena que acabó apareciendo tanto en el libro como en la película. Con Salvando a Francesca decidí no explorar la cultura italiana per se, sino usarla como el telón de fondo de la vida familiar en Australia. Las películas, series de televisión y libros australianos están saturados de vida familiar anglosajona o céltica y para mí es importante explorar las raíces culturales de muchos australianos. El resto del mundo no es consciente de la mezcla cultural australiana porque no es la forma en la que Australia se promociona a sí misma. Cuando visito Europa o los Estados Unidos, la gente se sorprende de que sea australiana porque evidentemente parezco europea. Cuando enseñaba en un instituto de Sídney, debía de haber al menos veinte culturas diferentes en mi clase.
Tu primer libro, Buscando a Alibrandi, fue un gran éxito en los noventa, y todavía es muy conocido y querido por el público australiano. ¿Por qué decidiste hacer una pausa de diez años antes de escribir de nuevo?
Supongo que no me tomé una pausa planeada de diez años (fueron once en realidad). Creo que el éxito de Buscando a Alibrandi fue un poquito demasiado para mí y no pude hacer frente a las expectativas de producir una segunda novela. Unos años después de la publicación de la novela empecé a enseñar y me enamoré de mi trabajo. Estuve trabajando diez años en la misma escuela y fue durante esa época que conseguí inspirarme para escribir de nuevo. Los chicos de la escuela son muy parecidos a los del colegio St. Sebastian’s en Salvando a Francesca. A primera vista parecían terribles, pero cuando llegabas a conocerlos, eran unos chicos estupendos.
También escribí el guión para Buscando a Alibrandi en los noventa, así que aunque no estaba escribiendo otra novela, estuve bastante ocupada.
Nos llama mucho la atención que haya tantas diferencias entre el guión y el libro de Buscando a Alibrandi, siendo tú la autora de ambos. ¿Qué te llevó a hacer esos cambios?
Una cosa que la mayor parte de la gente no comprende sobre las películas es que los guionistas no tienen la última palabra. Al contrario que en una novela, cuando escribí el guión, había tanta gente que tenía que leerlo, aprobarlo, aceptar financiarlo, etc. Todos tienen una idea diferente de cómo debería ser el guión, la mayor parte de las veces basado en lo que la audiencia querría. Según muchos, a la audiencia no iba a gustarle el final realista del libro. Como guionista a veces ganas y a veces pierdes, así que aprendí a elegir mis batallas. Me encanta la película, pero una de mis decepciones con ella fue la voz en off. Pero hay tanta gente que toma decisiones en una película, que tuve que aprender a no obsesionarme y esperar que aun así fuese una película de la que me sintiese orgullosa.
Aparte de tu aportación con el guión, ¿estuviste involucrada en el proyecto de alguna otra forma (como por ejemplo en el casting)? ¿Cómo te sentiste con el resultado final?
Me permitieron formar parte del proceso de casting, así que estaba allí cuando le hicieron a Pia Miranda la primera prueba para el papel de Josie. Fue tras pasar semanas y semanas de pruebas con miles de chicas. Así que para cuando la vi actuar, puede que no se pareciese a la Josie que tenía en mi cabeza, pero era excelente. Kick Gurry, que hace de Jacob, fue también fantástico. Los dos eran desconocidos por entonces. Ahora estamos hablando del casting para En el camino de Jellicoe y yo siempre digo: «No cogimos actores conocidos para Buscando a Alibrandi y funcionó». Sigo pensando que es mucho mejor escoger a una persona adecuada para el papel que a un nombre importante. Desafortunadamente los que financian y distribuyen quieren saber quién es el nombre.
Fuiste profesora en una escuela solo para chicos durante varios años, ¿cómo afecto este trabajo a tu escritura? ¿Ayudó esta experiencia a tus personajes masculinos a tomar forma?
En realidad no tenía interés por escribir sobre chicos hasta que empecé a darles clase, excepto con el chico de Josie y en un par de relatos cortos. Vengo de un mundo de chicas y hasta que empecé a enseñar, escribía por instinto. Pero cuando empecé a ver a los chicos de cerca, descubrí su honradez. No eran tan aterradores. En cierto modo, el viaje de Francesca en el libro fue muy parecido al mío propio. Al principio los chicos eran algo desagradables y unidimensionales, pero una vez que se les conoce, son muy reales y maravillosos (aunque un poco desagradables). Así es como la honradez de Thomas Mackee vino de los chicos a los que enseñaba. Y las rarezas de Jimmy Hailler. Los chicos son divertidos, y da igual si yo lo quería o no, me hacían reír cada día. Los chicos de familias europeas me preguntaban constantemente de qué equipo de fútbol era, sobre todo, durante los Mundiales. Los niños portugueses y polacos eran los más apasionados por el fútbol. En Salvando a Francesca hay una conversación entre Francesca y los chicos en el patio sobre el fútbol y ser italiano que era casi palabra por palabra diálogos míos en cualquier momento dado: «¿Cuál es su equipo, profe?» «¿Es usted italiana, profe?» «Italia ha sido cuarta, profe».
Salvando a Francesca no es la típica novela de aprendizaje, trata temas como la depresión y sus efectos en la familia. ¿Es importante mostrar en la literatura juvenil los conflictos de los adultos también?
Nunca pienso en el género o la audiencia cuando escribo. No estoy realmente interesada en lo que tradicionalmente pertenece a la literatura juvenil ni en lo que tradicionalmente pertenece a la fantasía. Soy muy egoísta en ese sentido. Escribo la novela que yo quiero escribir. Lo que quería hacer en Salvando a Francesca más que otra cosa, era que los adultos fueran reales. Cuando escribí Buscando a Alibrandi, yo tenía un par de años más que Josie, pero cuando escribí Salvando a Francesca, tenía casi la edad de su madre. Las mujeres de cuarenta y tantos o más básicamente desaparecen en libros y películas. Yo desafiaré eso tanto como pueda.
Francesca es una joven increíble, adorable y con chispa. No solo ella llama la atención del lector, sino también sus amigos son inolvidables: Thomas, Tara, Jimmy, Justine y Siobhan son tan magníficos como Francesca, y en 2010 los utilizaste de nuevo, con Thomas como protagonista, en The Piper’s Son. ¿Por qué elegiste contar la historia de Thomas?
Gracias, me alegro de que os encanten mis personajes. Creo que están dentro de mis favoritos porque son los que me parecen más reales. La escuela a la que asisten tenía el aspecto físico y la localización de la escuela en la que yo enseñaba. Es una de las pocas escuelas en la misma ciudad de Sídney. En estos momentos estoy escribiendo el tratamiento para la película de Salvando a Francesca y ha sido fabuloso volver a conocerles.
Pero que Tom volviese a presentarse en mi cabeza fue una sorpresa. Nunca planeé escribir otra novela sobre estos chicos y si lo hubiese hecho, no habría sido Tom. Pero hay un par de líneas en Salvando a Francesca que no podía quitarme de la cabeza. En una primera fase iba a escribir una novela para adultos sobre una mujer llamada Georgie Finch que tenía que ir a Europa para traer a casa el cuerpo de su hermano que murió en un ataque terrorista allí. El atentado en Madrid, por supuesto, fue un shock y esa devastación y sus consecuencias se sintieron en todas partes. La idea de Georgie no siguió adelante y empecé a escribir Finnikin de la Roca. Pero de alguna manera regresó mientras veía un documental australiano sobre unos veteranos de guerra regresando a Vietnam cuarenta años más tarde para llevarse a casa los cuerpos de cinco compañeros que quedaron atrás. En ese momento es cuando Tom volvió a mí. Fue como si me dijese: «Eso es lo que pasó con mi familia y Georgie Finch es mi tía». Así que me dio la idea de explorar lo que pasa con una familia que no puede enterrar a sus muertos, no solo una vez, sino dos. Utilicé los ataques en Londres, porque muchos profesores jóvenes australianos van a trabajar allí cada año y Joe, el tío de Tom, se vio envuelto en ello. La novia de Joe es española y aunque no aparece en la novela, se la menciona un par de veces. La conexión de la familia con ella es muy importante.
El año que viene quiero escribir una novela para adultos con Jimmy Hailer como uno de los personajes. En mi corazón el grupo de amigos de Francesca ha crecido hasta convertirse en gente hermosa e imperfecta, con líos aun en sus vidas, y creo que fueron un regalo para mí de parte de quien quiera que sea que reparte personajes fenomenales.
Empezaste escribiendo literatura realista. ¿Qué te hizo cambiar a la fantasía épica de Skuldenore? ¿Te gustaría probar otros géneros en el futuro?
Creo que los personajes eligieron el género por mí. No tenía la intención de escribir fantasía al principio de 2007 cuando Finnikin y Evanjalin vinieron a mí, pero sabía que eran algún tipo de refugiados políticos y que no quería situarlo en el aquí y ahora. Así que primero llegaron los personajes y luego decidí el género. Me encantó el trabajo de investigación que conlleva escribir fantasía, así que en algún momento del camino me encantaría escribir ficción histórica, pero en estos momentos no tengo intención de hacerlo simplemente porque sí.
El mundo de Skuldenore tiene varios países y reinos, cada uno con su propio idioma, cultura y geografía. ¿Qué sirvió como inspiración para él? ¿Cómo fue el proceso creativo?
Empieza con investigación en Inter- net buscando Lumatere. Quería que se pareciese a la campiña inglesa y francesa. Eso no significa que sea Francia o Inglaterra. He dicho muchas veces que debido a que mi familia es italiana, hay una gran influencia de Italia, especialmente con el idioma. Lo cual también se puede considerar como una gran influencia latina. Por eso, palabras como «Sagrami» y «Lagrami» y lugares como «Speranza» y los nombres de algunos personajes que vienen de lugares específicos de Lumatere son italianas. La palabra «Lumatere», por supuesto, tiene origen italiano al igual que Seranonna, la matriarca de los habitantes del bosque. En el fondo, no creo que esas lenguas habladas a lo largo de Skuldenore sean tan diferentes las unas de las otras. Creo que todas tienen el mismo origen. Una vez más, los dialectos italianos me fascinan y los tuve en mente cuando cree Skuldenore. Mi padre es siciliano y sé que si habla en su dialecto, un italiano de Florencia no le entendería.
Para entender realmente el terreno, viajé a Francia, en la zona de la Dordoña, y el mundo de Skuldenore empezó a revelarse por sí mismo. No había visto nunca las ruinas de un pueblo de roca, ni tanta exuberancia. En otra zonas de Francia, Monte Saint-Michel es definitivamente la inspiración para el convento de Sendecane donde Finnikin y Evanjalin se encuentran por primera vez. Cuando investigué para Froi del Exilio, sabía que quería que el reino enemigo, Charyn, fuese exactamente lo contrario a Lumatere, así que me puse a buscar y encontré Matera en Italia y Capadocia en Turquía.
El final de Finnikin de la Roca es relativamente cerrado. ¿Fue concebido como parte de una saga? Tras la publicación de Quintana of Charyn, ¿tendremos la oportunidad de visitar Skuldenore de nuevo?
En efecto, Finnikin de la Roca iba a ser un solo libro, pero Froi como personaje se quedó conmigo. Todos lo hicieron. Pero no quería escribir una secuela contando la vida del reino tras la maldición. Quería algo más grande que eso. Si iba a escribir otra novela, la historia y el viaje emocional del personaje tenía que ser tan impactante como el de Finnikin de la Roca, con todos sus giros inesperados. Así, mientras escribía The Piper’s Son, Froi vino a mí con su historia. Fui prudente debido a las acciones de Froi en Finnikin de la Roca. Pero era un personaje que necesitaba redención y me encantó, disfruté escribiéndolo. Cuando estaba por la mitad de Froi del Exilio me di cuenta de que no iba a ser capaz de contar la historia que yo quería contar en una sola novela. Por eso Froi del Exilio acaba en un cliffhanger. La historia merece ser contada con mano firme y no con prisas y así es como Quintana of Charyn llegó.
He escrito una historia corta llamada Ferragost publicada en la revista online Review of Australian Fiction. Trata sobre uno de los personajes llamado Lady Celie de la Llanura que pasa una temporada en el reino vecino, Belegonia. Ferragost puede que trate sobre un asesinato que ocurre en el castillo apartado donde ella se encuentra, pero los eventos tienen relación con los que ocurre en Finnikin de la Roca y Quintana of Charyn. No creo que haya terminado con Lady Celie todavía. Es una gran detective y tiene un adversario magnífico y posible pareja en Banyon.
Hay planes para adaptar En el camino de Jellicoe con guión escrito por ti. ¿Cómo va el proyecto? ¿Qué diferencias encontraste entre esta experiencia como guionista y la anterior con Buscando a Alibrandi?
Bueno, la película de Buscando a Alibrandi fue hace más de diez años, cuando me pidieron que escribiese el guión, después de que varios guionistas lo intentasen y fracasasen. Yo era nueva en todo esto y fue maravilloso trabajar con aquella gente porque pude quedarme en un segundo plano y ver todo lo que ellos hacían. Esta vez me siento algo más cercana a la acción con respecto a las grandes decisiones. El guión de En el camino de Jellicoe empezó conmigo misma escribiéndolo. Un director se acercó a mí más o menos al mismo tiempo y durante un par de años éramos nosotros dos solos, y luego conseguí llevarlo a un estudio importante, financiado por la oficina cinematográfica de mi estado. Después de eso encontramos un productor con el que queríamos trabajar. Por desgracia, el director tuvo que dejar el proyecto por razones personales y eso fue difícil, pero lo bueno es que aun estamos trabajando juntos en otro proyecto. Kate Woods, que es una buena amiga y la directora de Buscando a Alibrandi, ha tomado el relevo. Afortunadamente el productor y Kate se morían por trabajar juntos y a Kate le encanta el guión, así que las cosas ocurren por una razón.
Hemos leído en Internet que vas a tomarte una pausa después de la publicación de Quintana of Charyn. ¿Qué planes tienes para ese descanso? ¿Qué parte de ser escritora es la más agotadora para ti?
Lo que pasa cuando escribes una trilogía como Crónicas de Lumatere es que tienes todos esos personajes en tu cabeza todo el tiempo. Te levantas pensando en ellos. Te vas a la cama resolviendo sus problemas. Aunque les adoro, fue agotador. La mayor pérdida es que no tenía tiempo para leer otras novelas de otros escritores y creo que eso es importante. Ahora mismo estoy escribiendo dos tratamientos para películas. Uno es para Salvando a Francesca y el otro para una comedia romántica. Ambos tienen productores, lo cual es un alivio después de estar tantos años solos con En el camino de Jellicoe. Eso significa que el productor lo lleva todo. También me gustaría escribir otra historia de misterio con Lady Celie. El año que viene empezaré otra novela, que será la de adultos. Uno de los puntos de vista pertenecerá a Jimmy Hailler (que tenía diecisiete la última vez que escribí sobre él en Salvando a Francesca). De momento estoy conociéndole. Ahí es donde todo empieza para mí.
Los autores australianos son apreciados, pero no muy conocidos por la mayoría de lectores europeos. Los autores de literatura juvenil australiana pasan todavía más desapercibidos entre la pila de novedades que llega de los EE. UU. cada año. ¿Qué autores y títulos australianos nos recomendarías para conocer mejor ese mercado?
Bien, soy una gran fan de Kirsty Eagar, que escribió Raw Blue, Night Beach y Saltwater Vampires. Sea Hearts de Margo Lanagan es también magnífico, así como Graffiti Moon de Cath Crowley (Una noche en la luna, Molino, 2011) y la obra de Simmone Howell y Randa Abdal Fattah, Does my Head Look Big in This? (¿Por qué todos me miran la cabeza?, La Galera, 2008) y Vikki Wakefield y Fiona Wood. Son demasiado para enumerarlos.
Has ganado varios premios en Australia y los EE. UU. y has hablado varias veces de las diferencias entre la interacción con el público australiano y el americano, pero ¿has tenido contacto con tus lectores europeos alguna vez? ¿Cómo fue la experiencia?
Internet lo ha cambiado todo. Es tan fenomenal que los lectores puedan acceder a una novela da igual si está publicada en su país o no. Me llegan cartas desde Rusia, Noruega, el Reino Unido y Pakistán (que no es Europa, pero aún así) y mis libros no están publicados en esos países. Cuando estuve en Inglaterra e Italia el año pasado investigando para Quintana of Charyn me reuní con un par de mis lectores. Nunca lo había hecho antes, pero de alguna manera llegas a conocer a la gente a través de sus blogs y ya no imponen tanto. Y ahora todavía sigo en contacto por correo electrónico, y comparto cafés y libros con ambos.
En el camino de Jellicoe tiene lectores apasionados y encantadores en Suecia, y están a punto de publicar Salvando a Francesca. No entiendo la mayor parte de lo que se dice en cuanto a traducción, pero creo que está bien. Y tengo grandes esperanzas con En el camino de Jellicoe y Las crónicas de Lumatere en España y también espero que un editor se decida a publicar Salvando a Francesca para las librerías, aunque ya va a salir en el Círculo de Lectores. Me encantaría poder hablar de mis novelas en Europa algún día, pero mi nombre no es suficientemente conocido allí como para organizar un tour y es difícil llevar a cabo eventos si una librería o una biblioteca no los organiza en su terreno. Pero quizá si visito Europa este año, pueda pasar algo.
Para acabar con la entrevista, un par de preguntas difíciles: ¿Cuál es tu personaje favorito de tus novelas y por qué? ¿Y cuál de tus libros recomendarías a cualquier interesado en tu trabajo?
Muy difícil de contestar. Mi respuesta para esa pregunta siempre es: «Pregúntale a tu madre cuál es su hijo favorito». Francesca es probablemente la más real en mi corazón. Pero estoy muy orgullosa de la construcción de Tom Mackee y Froi.
Una vez más, es difícil recomendar una novela en particular, pero si te gusta la literatura juvenil y quiere leer una novela contemporánea, entonces es Salvando a Francesca. Si lees En el camino de Jellicoe, sé paciente. Prometo que te llevará a algún sitio especial a pesar de lo perdido que te sientas al principio. Y si has leído mis novelas contemporáneas, pero no te gusta demasiado el genero fantástico, prometo que los personajes de Finnikin de la Roca y el resto de Crónicas de Lumatere tienen mucho en común con sus primos contemporáneos.
Muchas gracias por contestar a nuestras preguntas tan extensamente, ¡y hasta darnos primicias! Esperamos que algún día sea posible un encuentro con lectores en España.
Traducción corregida por Elena Clemente