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Entrevista a...

Manuel Alfonseca

El Templo #44 (febrero 2015)
Por Rocío Carrillo
4.815 lecturas
Manuel Alfonseca es escritor y profesor honorífico de la Universidad Autónoma de Madrid. Ha escrito numerosos artículos de divulgación científica y novelas juveniles. Además ha ganado varios premios como el Lazarillo en 1988 por El rubí del Ganges y La Brújula en 2012 por La corona tartesia.

¿Qué impulsa a una persona aparentemente de ciencias a embarcarse en la maravillosa tarea de crear, escribir y compartir historias?

Muchos científicos han escrito novelas, especialmente en el género de la ciencia ficción, como Carl Sagan, Leo Szilard, George Gamow o Willy Ley, pero a mí me gusta también probar con otros géneros. A lo largo de mi vida me han interesado muchas materias que se supone que no son de ciencias, como la historia o la filosofía. Después, cuando quise expresarme en el campo de la ficción, esos conocimientos encontraron su sitio de forma natural.

Has publicado casi una treintena de libros juveniles de distintos géneros, desde el histórico hasta el fantástico, pasando por la ciencia ficción y la detectivesca. ¿En cuál de ellos te sientes más cómodo a la hora de escribir? ¿Hay algún género que se te resista?

Pues no lo sé, porque hay muchos que no he probado. Por ejemplo, no he tratado de escribir novelas alegóricas como El regreso del peregrino de C. S. Lewis, ni novelas del oeste, ni libros de humor al estilo de Wodehouse. Hasta ahora, con pocas excepciones, suelo sentirme cómodo con el libro que estoy escribiendo. Cuando me meto en una historia concreta, me meto en ella de verdad y me olvido de lo que he escrito antes.

En tus libros has tratado temas muy diversos: coronas perdidas, investigaciones en lo más profundo de la selva... ¿De dónde surgen tantas ideas?

Cada libro tiene un origen diferente. A veces me lo sugiere la lectura de un libro de otro autor. Si me gustó mucho, no suelen entrarme ganas de escribir algo parecido, pero si no me ha convencido del todo, es como si me dijera: yo podría hacerlo mejor... Y después de madurarlo (a veces pasan años) puede ser que lo intente. Pero no todos mis libros han surgido así.

Navegando por tu web, encontramos que varios de tus libros descatalogados están disponibles gratuitamente en ebook o están a la venta en Amazon, tanto en español como en inglés. ¿Qué te impulsó a poner tus historias al alcance de todo el público? ¿Qué motivó la traducción de los libros al inglés?

Ocho de mis novelas descatalogadas están disponibles gratuitamente en mi web, en versión española e inglesa. Otras tres las he puesto a la venta en Amazon en ambas lenguas. También he publicado así dos de mis libros inéditos en versión española. Los resultados son muy claros: según mis datos, mientras los libros gratuitos se han descargado más de 30.000 veces, Amazon ha vendido en un año unos cincuenta ejemplares de todos los que tengo a la venta. Esto es un indicio de que la cultura del todo gratis se está imponiendo también en el mundo de los libros. Ante esta situación, como es difícil volver a publicar un libro descatalogado, pues las editoriales prefieren las novedades (aunque yo lo he conseguido tres veces), prefiero que algunos de mis libros lleguen a un público más amplio, en lugar de quedarse para siempre en el cajón de los recuerdos, sin que nadie tenga acceso a ellos. Por eso los pongo gratuitamente en Internet. En cuanto a las traducciones al inglés, no me llevan mucho tiempo y aumentan el alcance de los libros, aunque la difusión sea menor en esa lengua, como es lógico. El número de descargas de mis ocho libros gratuitos ha sido cinco veces menor en inglés que en español, pero aún así ha habido unas 6.000 descargas. Supongo que también se los llevan españoles que quieren practicar el inglés. Bajándose las dos versiones pueden compararlas o resolver dudas, si hay algo que les cuesta trabajo entender.

 

El año pasado publicaste con la editorial SCHEDAS los dos primeros tomos de Los sabuesos de la Transición, una serie policiaca cuyos protagonistas son Vicky y Gonzalo. ¿Cómo se te ocurrió la idea? ¿Habrá más entregas de esta pareja de detectives?

Llevaba algún tiempo con ganas de probar suerte en el género de misterio juvenil, así que escribí cuatro libros seguidos con los mismos personajes, colocándolos en el marco de la transición política española y ensayando en cada libro distintas variantes de la novela policiaca. La primera, El zahir de Quetzalcoatl, en la que Vicky y Gonzalo se conocen, contiene un toque fantástico y tiene lugar durante la muerte de Franco. La segunda, El misterio de la casa encantada, que se inspira en las novelas de Sherlock Holmes, coincide con la toma de posesión de Adolfo Suárez como presidente del gobierno. La tercera, El misterio del brazalete de zafiros, es una novela policiaca clásica, pues la detective aficionada, tras entrevistar a los sospechosos, resuelve el caso antes que el investigador profesional, justo cuando está a punto de votarse la Constitución Española. La cuarta, El misterio de la luna de miel, es una novela de intriga compleja, al estilo de las primeras de Agatha Christie o las de Dorothy L. Sayers. La editorial SCHEDAS las está publicando poco a poco. Hasta ahora han salido las dos primeras.

Has ganado varios premios literarios y has quedado finalista de otros tantos. ¿Qué tal ha sido la experiencia de participar en estos certámenes?

Muy buena, cuando he quedado bien situado; no tanto, cuando no ha sido así... Es broma. En total he ganado dos premios (Lazarillo 1988, con El rubí del Ganges, y La Brújula 2012, con La corona tartesia), he quedado finalista en cuatro (Lazarillo 1987, Elena Fortún 1988, C.C.E.I. 1989 y El Templo de las Mil Puertas 2012) y otros dos libros míos han aparecido en listas de honor. Pero también me he presentado a otros premios, sin ningún resultado práctico. Así es la vida, unas veces se gana y otras se pierde.

Tus facetas de escritor y profesor han ido de la mano a lo largo de tu vida, ¿hasta qué punto ha influido la una en la otra? ¿Es difícil compaginar ambos trabajos?

En general he mantenido ambas facetas bastante separadas. Aunque mi profesión era la informática, casi ninguna de mis novelas tiene que ver con ese tema, salvo una de ciencia ficción, La escala de Jacob, que publicó SM y ahora puede descargarse gratuitamente aquí: http://www.ii.uam.es/~alfonsec/formul2.htm Nunca me ha resultado difícil compaginar ambas facetas. Soy bastante capaz de dividir mi vida en compartimentos estancos. De hecho, lo hago incluso mientras leo, suelo leer tres libros a la vez, pasando alternativamente de uno a otro. Como siempre son de distintos géneros, no pierdo el hilo.

¿Cuánto tardas en escribir una novela? ¿Eres un escritor que improvisa mientras escribe o antes debes tenerlo todo pensado y desarrollado?

Si puedo dedicarme a fondo a escribir una novela (por ejemplo, en vacaciones, o ahora, que estoy jubilado), suelo tardar unos dos meses. En caso contrario, cuando trabajaba a tiempo completo en IBM o en la universidad, solía tardar unos nueve meses, porque solo podía escribir por la tarde o los fines de semana. Generalmente improviso mientras escribo, porque así es más divertido. A veces me llevo unas sorpresas tremendas, porque parece que el libro se escribe solo, sin intervención de mi voluntad. Voy a poner un ejemplo: cuando empecé a escribir el primer libro de la serie Los sabuesos de la Transición, en la primera página, Gonzalo, narrador y protagonista, dice: «Y como esto que estoy escribiendo no lo van a leer mis padres, ni nadie, aparte de mi hermano y Vicky...» y al llegar ahí me paré y me pregunté a mí mismo: ¿Quién será esta Vicky? Porque en ese momento no tenía ni idea. Una cosa parecida le pasó también a Tolkien con Aragorn la primera vez que apareció en La Compañía del Anillo, porque él también escribía de esa manera. Me alegra coincidir con él, al menos en esto.

 

¿Cuál de todas tus novelas ha sido la más difícil de escribir? ¿Por qué?

Los moradores de la noche, que tiene una historia muy larga. Empecé a escribirla en 1969, pero después de cuatro capítulos me atasqué y la idea se quedó encerrada en una carpeta durante muchos años. En 1998 se me ocurrió volver a intentarlo, partiendo de cero y cambiando todos los personajes, pero manteniendo la idea básica (los seres capaces de deslizarse por paredes verticales). Después de tres capítulos volví a atascarme, y ahí se quedó durante unos cuantos años más. Finalmente, en julio de 2003, decidí retomarla. Empecé de nuevo, cambiando todos los personajes e incluso los lugares donde ocurría la acción. A la tercera va la vencida: esta vez todo fue como una seda y terminé la novela en treinta y tres días. Ante esta situación, me planteo una pregunta: ¿cuánto tardé en escribir este libro? ¿Treinta y tres días, o treinta y cuatro años?

No paramos de escuchar en los medios de comunicación que «los jóvenes no leen» a causa de todos los dispositivos electrónicos que existen hoy en día. ¿Crees que las nuevas tecnologías alejan a los lectores del hábito de la lectura?

Por supuesto. Pero decíamos lo mismo de la televisión en los años 60 y 70. He oído decir que, en cualquier época, el número de verdaderos lectores (los que devoramos libros y dedicamos una proporción considerable de nuestro tiempo a leer) no supera el diez por ciento de la población, y que esta cifra permanece constante, cualquiera que sea el nivel alcanzado por la educación obligatoria y gratuita. También puede influir que leer por obligación (como se hace en el colegio) no ayuda a formar buenos lectores. Quizá habría que buscar medios mejores. Un profesor mío de Lengua, cuando yo tenía once años, no nos mandaba leer, nos leía él un libro durante la clase. El primero que leyó fue la segunda parte de El Corsario Negro, de Salgari. Estábamos todos pendientes de la lectura y nos entraron ganas de saber qué había pasado en la primera parte. Naturalmente, me compré el libro, aunque creo que fui el único. Luego, durante el recreo, mis compañeros formaban corro a mi alrededor para que les contara esa primera parte a medida que la iba leyendo, porque ellos también estaban muy interesados. Ese profesor me ha dejado muy buen recuerdo.

¿Estás trabajando en algo nuevo actualmente? ¿Veremos alguna novela tuya en librerías este año?

En este momento no estoy escribiendo ninguna novela. He estado ocupado con otros géneros literarios: desde ensayos sobre ciencia y religión, hasta un guion de cómic. Pero es posible que los libros tercero y cuarto de la serie Los sabuesos de la Transición salgan a lo largo de este año.

Para terminar, ¿qué libros que te hayan marcado recomendarías a nuestros lectores?

Cuando yo era niño, mi libro favorito era A través del desierto, del Premio Nobel polaco Henrik Sienkiewicz. Lo leí unas diez veces. Otro de mis libros favoritos es La comedia humana, de William Saroyan, aunque años después el autor publicó una versión expurgada que me gusta menos que la original. ¡Algunas de las citas que yo había anotado en la primera versión habían desaparecido en la segunda! En el género de la cienciaficción, mi preferido es Cántico a San Leibowitz, de Walter M. Miller Jr. Y para terminar, no puedo dejar de mencionar el que considero el mejor libro de nuestra civilización, La Divina Comedia de Dante, el único libro que, de adulto, he leído cuatro veces en un solo año: dos en versión original y otras dos traducido al español, en verso y en prosa.

¡Muchas gracias por contestar a nuestras preguntas!