Tu obra es principalmente infantil, aunque también hay libros juveniles. ¿Quiénes son más difíciles de complacer, los niños o los jóvenes? O al revés si lo prefieres ¿Qué es más fácil? ¿Lidiar con una "Margarita Metepatas" o buscarle un novio a una hermana?
La literatura infantil, entendida como aquella dirigida a menores de 11 o 12 años, es un territorio de tópicos y malentendidos entre los cuales me irrita especialmente el que considera a los niños como adultos de bajo coeficiente intelectual. Eso genera una subliteratura para niños donde prima la estupidez.
Los niños y sus procesos cognitivos son diferentes a los adultos y en su especificidad se esconde el misterio. Equivocadamente podemos pensar que resulta fácil puesto que el número de páginas de las colecciones infantiles es menor y los argumentos de las historias que narramos deben ser más simples, el lenguaje más directo y la acción más clara. Y en eso, precisamente, reside la dificultad. Conseguir explicar una historia conmovedora, divertida, o emocionante con una estructura dramática contundente, con pocas palabras y de una forma eficaz , sin que falte ni sobre una coma resulta tremendamente difícil. Ya lo dice el refrán: lo bueno, si breve, dos veces bueno. Y para acabar de complicarlo la literatura infantil debe sustentarse en la oralidad y las imágenes. Si un cuento no resiste la prueba de ser leído en voz alta o no inspira al ilustrador el fracaso es evidente. La magia de la literatura para niños se nutre del oficio de los cocineros sabios que dosifican los ingredientes de sus recetas.
A mi, personalmente, me cuesta más escribir para niños que para jóvenes, aunque no me rindo y continuo –cabezota que soy- explorando posibilidades.
El mundo de los adolescentes, por otra parte, me resulta sumamente atractivo y cuanto más me zambullo en él más me doy cuenta de que es una fuente inagotable de historias. Tal vez porque los adolescentes y los más jóvenes sí que son ya proyectos adultos sin pulir que aun conservan la ingenuidad de su infancia, pero que desean desesperadamente ser reconocidos como miembros de pleno derecho de la sociedad. Los adolescentes son artilugios generadores de conflictos dramáticos que cambian de envoltorio con las modas, pero que se nutren de problemas eternos y atemporales. Irresolubles tal vez, pero apasionantes. Un caramelo para los escritores.
¿Planteas tus libros como un guión de cine o los visualizas como tal antes de escribirlos? ¿Es diferente la "magia" del cine de la que pueda transmitir un libro?
Debo mucho a la escritura de guiones y a mi experiencia como profesora de talleres de escritura de guiones. Evidentemente, uso todos los conocimientos de mi oficio para planificar mis libros y me sirven para construir mejor las estructuras argumentales, concebir poliédricamente a mis personajes, visualizar las escenas y dialogar con más eficacia.
Y a pesar de ello diferencio mucho entre guión y literatura. No he supeditado ninguna novela mía a una hipotética adaptación. Cine y literatura son dos medios diferentes y prefiero disfrutar cada uno de ellos por separado. La literatura permite una mayor libertad expresiva puesto que la palabra no tiene límites presupuestarios. La literatura no entiende de decorados, extras, especialistas, cástings, localizaciones, noches, efectos especiales ni músicas. La literatura otorga al creador una libertad espacial, temporal y subjetiva que el cine y la televisión no permiten. Cuando escribo literatura aprovecho la oportunidad de poder perderme en esos derroteros que me están vetados cuando soy una guionista.
Por otra parte, la magia que pueda desprender una novela será mérito mío. La magia que desprenda una película es mérito de muchísimas personas y, por desgracia, una buena escritura puede echarse a perder por un mal rodaje, un mal casting o una mala producción.
El humor es algo presente a lo largo de tu obra ¿Crees que es didáctico? ¿Podemos aprender con bromas y chascarrillos?
Admito que el humor está bastante presente en mi obra, pero puntualizo: mi obra no es didáctica. Exceptuando la colección de “La pipa de la paz” que escribí con un propósito didáctico divulgativo y con la cual pretendía una mirada antropológica – y humorística- a nuestra civilización, escribo con voluntad lúdica. Mi literatura para niños y jóvenes es puro entretenimiento que aunque también permite adquirir conocimientos o reflexionar sobre determinados temas huye de la moraleja y el didactismo.
La escuela ha promocionado la literatura y la ha protegido, pero a veces también le ha causado graves daños considerando que la literatura para niños y jóvenes es solamente una herramienta didáctica en manos de profesionales de la enseñanza.
Yo prefiero creer – quizás ingenuamente- que la literatura se mueve libremente fuera de los ámbitos familiares y escolares y que los escritores no escribimos para contentar a padres ni maestros sino para interesar a niños y jóvenes.
Dicho lo cual, el tono en el que me muevo mejor es el tono humorístico. Y en mi humilde opinión todo sabe mejor con una sonrisa y si puede ser con una carcajada.
¿Has basado alguna de tus obras en experiencias personales? ¿Son fruto de un aprendizaje propio o inventiva de escritor?
Mi vida y mis propias experiencias son dos de los raseros subjetivos con los que mido a mis personajes y a mis historias. Son los que tengo más a mano, son de los que dispongo naturalmente. Tengo muy claro que haber nacido en Barcelona, ser mujer, profesora, guionista, madre de tres hijos y hermana mayor de una familia numerosa me aporta unas vivencias que naturalmente aprovecho para construir mis historias o intentar entender a mis personajes. Mi vida es parte de mi inspiración, está ahí y me plantea continuamente curiosidades, dudas y conflictos. Escojo mis temáticas en función de ello, pero no me propongo nunca escribir mi autobiografía o mis memorias. Escribo a partir de la OBSERVACIÓN de los OTROS y reflexiono sobre ellos. Para la invención de historias a partir de un deseo, una chispa, una palabra, un tema, dispongo de trucos básicos generadores de argumentos. Uno de mis preferidos es “Qué pasaría si... ” Con esa premisa podemos comenzar mil historias.
Eso no priva que saque partido a experiencias que me parecen dignas de ser narradas. Algunos episodios de mi vida han sido la chispa que ha alumbrado algunas de las ideas de mis obras como la de Quieres ser el novio de mi hermana o Mauro Ojos Brillantes algunos amigos y conocidos son personajes caricaturescos en Frena, Candida, frena, algunos paisajes entrañables son recurrentes en La guerra de las brujas, algunas anécdotas vividas salpican capítulos de La rebelión de los lactantes y algunos de mis conocimientos antropológicos son usados en La selva de los arutams.
Como decía Tolkien mi propia vida es el humus literario del que me alimento.
Prohibido llover los sábados ¿Estás de acuerdo o un sábado lluvioso es un buen momento para ponerse a escribir? ¿Dónde escribes?
Pues no, mira, aunque me gustase no podría porque una de las limitaciones de ser madre es que debes trabajar ateniéndote al calendario y al horario escolar. Los sábados los acostumbro a dedicar a la compra, a la limpieza, al orden, a ir al cine y a cenar con amigos. La visión algo bohemia de los escritores no se corresponde con el ritmo impiadoso de la vida familiar. Me encantaría cambiar horarios, escribir de noche y pasarme días y días encerrada sin salir, escribiendo sin parar, mientras fuera llueve a cántaros ( Eso ya no pasa en Catalunya). Tambien me gustaría poder largarme como mi amigo Jordi Sierra a Playa del Carmen, aislarme del mundo e idear mis historias en silencio y rodeada de naturaleza.
Pero mi vida es ordenada, metódica ( por pura disciplina puesto que tiendo al caos) y trabajo de 9 a 4 todos los días del año que no tengo charlas o viajes. Escribo libros, guiones y lo que se precie sin esperar a que me visite la inspiración. Por si acaso, cuando llega, me pilla trabajando. Ahora trabajo en un estudio muy amplio en mi propia casa, lo que llamaríamos una buhardilla, pero con techos altísimos. Ahí paso diariamente muchas horas y confieso públicamente que soy muy feliz entre esas cuatro paredes. Aunque ya no fume.
En La guerra de las brujas, tu último trabajo, nos muestras un mundo matriarcal en el que las historias de tres generaciones de mujeres se enlazan. Nos hablas de la historia de Anaíd, la nieta y de la de Selene, la madre. ¿No había hueco en esta historia para conocer el pasado de Deméter, la abuela?
Tienes toda la razón. Me salté a la abuela porque los lectores no acabaron de perdonarme que en el segundo volumen dedicara tan poco espacio a Anaíd.
En El Clan de la loba Deméter era una figura brumosa y trágica. En El Desierto de Hielo Deméter era la antagonista implacable de Selene. Ciertamente, como máter de la saga se merecía, en algún momento, ser la protagonista, y eso estaba previsto para el tercer volumen. Estoy de acuerdo contigo en que el personaje hubiera necesitado luz y taquígrafos y mi primera idea era concederle sus minutos de gloria en La Maldición de Odi. Lo hice y Deméter juega un papel importante en la iniciación final de Anaíd, pero temí dispersarme demasiado y retomé con fuerza el hilo presente de la historia sin permitirme regresar al pasado con flash backs. Deméter se quedó pues sin infancia ni juventud ni madurez. No pasó de muerta.
Y sé que me tienta. Me quedé con las ganas de explorar el pasado de Deméter. ¿De dónde proviene su carisma, su fortaleza, su dureza de pedernal? ¿Cómo fue su infancia junto a una Griselda caótica, olvidadiza, espontánea y tan diferente a ella? ¿Cómo consiguió hacerse con el poder? ¿Por qué abandonó al padre de Selene?
Eso sería una cuatrilogía.
Pues... si la escribo te pediré un prólogo.
Tu trilogía La guerra de las brujas es muy popular entre los jóvenes lectores; sin embargo, la mayor parte de tu obra anterior va en otra línea. ¿Piensas seguir alternando fantasía con temática realista? ¿Crees que tus lectores esperan de ti que sigas escribiendo novela fantástica, o son conscientes de que tratas temas muy variados?
Sí a todo. Ciertamente me he planteado todo lo que expones a la hora de enfocar mi nueva novela. Si bien tenía necesidad de retomar el estilo humorístico y realista anterior, tambien deseaba continuar con un pie en el universo fantástico. Resultado: fantasía realista humorística o humor realista fantástico. Un experimento que está por ver. De momento me lo estoy pasando muy bien y de paso estoy desengrasándome de la trascendencia de la trilogia. Prometo un mundo de frikis, impostores, hadas, estudiantes de inglés y enredos amorosos mil.
Los lectores juzgarán.
¿Hay algo que, como autora, hayas querido que te pregunten sobre alguno de tus libros? ¿Cómo ha sido para ti el fenómeno fan?
Me gusta que me pregunten sobre todo acerca de mis personajes. Al margen de sus poderes, embrujos, maldiciones o profecías o de las anécdotas que generan en el terreno de la cotidaniedad, son criaturas vivas, cambiantes y sorprendentes, Los personajes mandan sobre mis historias y me gusta explorarlos, conocerlos y sobretodo impregnarme de sus razones. Hay una pregunta que nadie ha formulado nunca ¿Por qué me enamoro de mis secundarios y antagonistas? (léase Cuca Cordill, Antonieta Vilapalana, Dr. Peddekoe, Wifredo, Zanahoria, Cristine, Clodia...)
Y sobre el fenómeno fan al que aludes, no me afecta en mi vida diaria. No me siento ni agobiada ni perseguida. Vivo en un cierto aislamiento mediático. Me sorprende, eso sí, cuando doy charlas o hago presentaciones que tanta gente, y sobre todo chavales tan jóvenes, se hayan leído la trilogía y se sientan emocionados al conocerme. Eso es siempre reconfortante y me ayuda a darme ánimos para seguir escribiendo en momentos bajos.
En nuestra revista hay diferentes secciones, dos de ellas son las de "Libros olvidados" y la de "No solo para adultos", que corresponden a un espacio para hablar de libros que son ahora difíciles de encontrar (bien porque estén descatalogados, o porque tuvieron una tirada corta y sean antiguos) y otro para recomendar obras a priori enfocadas para un público adulto pero que cualquier joven amante de la lectura podría disfrutar. ¿Podrías aportarnos algún título para estas secciones?
Libros olvidados Tarzán de los monos – Edgar Rice Borroughs.
Entre los libros olvidados recomiendo una colección que pertenecía a mi padre y que me inició en la literatura de aventuras “fantásticas”. Aunque es un personaje popular muy poca gente conoce las novelas originales (son muchas) de Edgar Rice Borroughs, el creador de “Tarzán”. El personaje de Tarzán es en realidad John Clayton, Lord Greystoke, heredero de una gran fortuna en tierras inglesas, y por sus venas corre sangre azul. En el primer libro, el más emocionante, se narra el nacimiento, la infancia y la juventud del humano criado entre los gorilas. Tarzán (hijo de la mona Kala) es un niño que crece entre los grandes simios y sobrevive gracias a la protección de su madre y a su astucia. Finalmente,
Tarzan triunfa entre los grandes monos por su ascendente humano, pero tambien consigue triunfar entre los humanos por su ascendente noble. Su descubrimiento de seres como él, su aprendizaje de las costumbres y comportamientos humanos y su enamoramiento de la joven blanca son conflictos de índole antropológica narrados con maestría y trampa. La dualidad de un lord nacido y educado en la selva - entre los gorilas- que mantiene intactos sus genes exquisitos y selectos que le permiten hablar cuantos idiomas desee y reinsertarse en la Inglaterra imperial a los veinte años sin despeinarse, tiene muchos componentes fantásticos (y algo racistas). Y fantásticos son tambien los mundos que va descubriendo novela a novela en su África natal y fantásticas son las peripecias y empresas que acomete. En cada nueva aventura del aguerrido Lord (que en nada se parece al zoquete Tarzán cinematográfico interpretado por Johnny Weissmuller) Tarzán se zambulle en mundos extraños y sorprendentes, civilizaciones perdidas, lugares recónditos donde no ha llegado el hombre occidental y vive maravillosas experiencias que recuerdan a las aventuras de Allan Quatermain o a los didácticos Viajes de Gulliver. Edgar Rice Borrouhgs, un vividor yanqui que realizó oficios tan diversos como vaquero, soldado del séptimo de caballería o periodista de guerra, escribió estos libros entre los años 20 y 30 sin haber estado jamás en África. Se le considera un autor de ciencia ficción, solo hace falta leer los títulos de algunas de las 20 novelas de la serie de Tarzán: Tarzán y los hombres hormigas, Tarzán y los reinos olvidados, Tarzán y el león de oro.
Unos libros, sobre todo los dos primeros, para paladear la esencia romántica y etnocéntrica de ese personaje que dio pie a un mito del celuloide y que, por desgracia para sus devotos lectores, nunca estuvo a la altura del original. Únicamente el intento de la película Greystoke, la leyenda de Tarzán se inspiró en algunos aspectos en el libro original.
Parece ser que actualmente la industria de Hollywood está interasada en llevar a la gran pantalla a otro personaje “fantástico” de Edgar Rice Borroughs rescatado del olvido de la serie “Marciana”. Próximamente oiremos hablar John Carter y sus aventuras en Marte.
Libros para jóvenes adultos. Alí y Nino de Kurban Said (Ed. Debate).
Alí y Nino. Delicioso, fresco, tierno, estremecedor. Un libro para todas las edades que narra una historia de amor entre un joven musulmán, Alí, y una jovencísima cristiana georgiana, Nino. Ambos viven en el Bakú de antes de la primera guerra, una ciudad petrolera, junto al Caspio, cruce de civilizaciones de turcos, persas, rusos, armenios y judios.
La novela es pura poesía sobre la historia de la caída del imperio otomano, el telón y escenario de fondo, pero tambien es una crónica contenida sobre el choque entre el mundo occidental y el oriental. La pareja explosiva de Nino y Alí es la alegoría de la comunión imposible entre dos comunidades, dos tradiciones, dos culturas. Uno de los mejores libros que he leído en la última década.
Para terminar la entrevista: ¿qué harías tú con un cetro de poder?
Eliminar la estupidez, la codicia y la ignorancia. Aunque me temo que sería peor que tras la bomba de Hiroshima. ¿Quedaría alguien vivo? (aparte de los redactores y lectores de vuestra revista).
[Nota del equipo de El Templo: El libro que tiene un mundo de frikis, impostores, hadas, estudiantes de inglés y enredos amorosos mil del que habla Maite es Magia de una noche de verano (Edebé, 2009). Desde que nos concedió esta entrevista ha publicado varios libros más, que podéis encontrar en nuestro apartado de reseñas].