Uno de los géneros que más presente está en todas tus novelas es el fantástico. ¿Qué te atrae tanto de este género en particular?
Desde miinfancia he sentido fascinación por él, de manera especial en lo referente en su vertiente del horror. Es una forma de literatura muy libre, que permite viajar por toda la historia de la humanidad porque el miedo nos ha acompañado siempre. El horror mira a lo más profundo del ser humano, a sus miedos ancestrales pero también a sus sueños, y permite trabajar con personajes extraños, diferentes, a menudo colocados en el límite. Además, carece de puertas para mí, cualquier escenario es válido: incluso he escrito un relato que se desarrolla dentro de una cabina de fotografías instantáneas. Pero debo decir que he escrito algunas novelas que no pertenecen a lo fantástico, aunque en todas ellas haya ráfagas, intuiciones, iluminaciones fantásticas.
Has escrito relatos, ensayos y novelas, y alguna vez has denominado a tu narrativa «adulta-juvenil». ¿Hay diferencias entre el lector juvenil y el adulto?
Creo que el lector adulto está, en general, más manipulado por la maquinaria de lo que llaman industria cultural, incluidos los suplementos literarios y las revistas especializadas, aunque el juvenil también está expuesto ahora a ello. Con lo de adulto-juvenil pretendo dar a entender desde el primer momento que mis novelas publicadas en colecciones juveniles huyen de lo ñoño y se dirigen a todo tipo de lectores.
Hay escritores que tienen todo perfectamente planeado antes de ponerse a escribir y otros que dejan que sus personajes decidan su camino. ¿Cuál es tu proceso de escritura?
Eso depende de cada historia. Ninguno de los dos caminos puede llevarse al extremo. En el primer caso, porque se corre el peligro de convertir la escritura en un ejercicio burocrático, cuando es, debe ser, todo lo contrario: una aventura. A veces está muy bien estar abierto a sugerencias que van apareciendo a medida que escribes una novela o un relato: eso hace la escritura mucho más viva.
En la mayoría de tus novelas utilizas la primera persona para narrar, el narrador-protagonista. De este modo, el protagonista siente el miedo y lo narra con todo lujo de detalles. ¿Qué te atrae de este narrador-protagonista para utilizarlo tanto en tus libros?
Lo has apuntado bien: eso te permite narrar las angustiasy los miedos con el máximo detallismo, crear atmósferas más sugerentes o asfixiantes, porque me gusta hacer de los escenarios donde se desarrolla el relato otro personaje más y para ello considero importante la mirada subjetiva. En las novelas y relatos de horror la espera de un acontecimiento debe tener tanta importancia o más que el acontecimiento mismo.
Cuando leemos en tu literatura las descripciones de las grandes mansiones en la campiña inglesa o escenarios exóticos como Madagascar o Sumatra, los lectores nos desplazamos a ellos gracias a tus palabras. ¿Has viajado a esos lugares o te documentas sobre ellos antes de incorporarlos en las novelas?
Reúno toda la información posible, pero hay que tener en cuenta que no escribo periodismo ni nada que se parezca a un documento o testimonio: escribo ficción y lo hago gozosamente. Me gustan mucho los paisajes imaginarios. En algunos casos he llegado a inventar escenarios para insertarlos en lugares que existen realmente.
Vampiros, demonios, zombies y muchos más monstruos plagan tu literatura. ¿Qué te atrae tanto de los vampiros, que aparecen frecuentemente en sus novelas?
También he escrito sobre monstruos humanos, que tanto abundan hoy… Al principio me propuse que alguna vez iría tratando a esas criaturas del horror desde un punto de vista personal. El vampirismo me atrae más por su relación con el romanticismo negro, con las atmósferas mortuorias, con los sentimientos a flor de piel.
Cuando no estás escribiendo novelas, también estás relacionado con las historias, aunque de forma audiovisual. Además de escritor, eres guionista y crítico cinematográfico. ¿Cuál de las tres facetas te gusta más?
Sin duda alguna la primera. Y si lamento algo es no haber podido dedicar más tiempo a ella porque para mí la creatividad es lo más importante. En cuanto a lo de guionista, me gustan los guiones que escribí para televisión española entre 1972 y 1973 a partir de clásicos de la literatura fantástica. Fue una reescritura de los originales.
Al estar en contacto con el mundo del cine, ¿has tenido alguna oferta para llevar alguna de tus novelas a la gran pantalla?
No, sé que algún cineasta se ha interesado al menos por Pueblo fantasma, pero no se ha llegado a concretar nada. Es algo que no me preocupa, de lo contrario habría intentado conseguirlo, pero nunca he hecho nada al respecto porque lo mío es escribir. Ni siquiera tengo agente literario.
En 2002 ganaste el premio Gran Angular de la editorial SM con la novela La mirada de la noche. También has sido finalista del Premio Edebé por la novela La incógnita del volcán. ¿Qué te han supuesto estos reconocimientos en el mundo de la literatura juvenil?
En su momento fueron algo muy agradable y me alegré de haberme presentado, aunque no soy una persona competitiva. Si lo fuera, me habría planteado de otra forma mi obra.
La novela La mirada de la noche también te ha dado otra alegría. Ese libro fue elegido por los lectores del Instituto de Fuentesaúco (Zamora) como el mejor libro del año. ¿Qué se siente cuando son los lectores los que te premian?
Fue algo muy especial. Los lectores diseñaron un premio que me entregaron personalmente en el instituto. Pero lo que más me estimuló fue que deseaban volver a dármelo el año siguiente…, pero no les dejaron hacerlo porque habría sido excesivo. El hecho de que te premien los lectores es una de las mejores cosas que te pueden suceder.
Por último, sabemos que publicas algo dentro de poco. ¿Nos puedes adelantar alguna información o contarnos algo sobre tu próximo proyecto?
Sí, se trata de Música muerta y otros relatos, que va a publicar en diciembre la editorial Valdemar. Es un libro del que estoy bastante satisfecho, formado por relatos de ambientes, temas y atmósferas bien diferentes.
Muchas gracias por responder a nuestras preguntas.