Después de 100 novelas (entre infantiles y juveniles) durante 25 años de carrera... ¿cómo ve el panorama de la actual LIJ en España? ¿Hay un exceso de hemoglobina? ¿Un abuso de lo siniestro? ¿Una sobredosis de dragones y magos? A usted, que trabaja sobre todo géneros más realistas... ¿le ha tentado el fantástico como autor? O, mejor dicho... ¿le ha tentado algún editor?
Pues eso: más o menos como apuntáis vosotros. Mucha novela fantástica, un género que nunca ha sido de mi interés (cuando yo era joven solo conocían a Tolkien los frikis). Vampiros sustituyendo a dragones y enanos y siempre lo mismo: Historias de amor, que en la novela fantástica son, por su propia esencia, historias de amor imposible. Y, en general, demasiados libros publicados. Lo malo de que se publiquen tantos libros es que se cuelan muchos títulos malos de solemnidad que dificultan al lector encontrar los verdaderamente buenos.
Ha ganado un gran número de premios a lo largo de su carrera: el Gran Angular (tres veces), el Barco de Vapor, el Lazarillo, el premio Jaén, el premio nacional... ¿Le queda alguno por obtener? ¿Alguno que le haga ilusión?
La verdad es que no. Yo me presentaba a premios al comienzo de mi carrera, pues era una buena forma de darte a conocer. Desde hace algunos años ya no voy de concursos. Si me presento a alguno es por cuestiones muy determinadas, personales, no por aumentar el currículum.
En su obra puede decirse que hay dos líneas claramente definidas: por un lado, una más seria (con novelas como El zulo, Morirás en Chafarinas, Hubo una vez otra guerra, etc.) y otra más cómica (Hijos del trueno, la serie de Marijuli & Gil Abad, etc.). ¿Se debe a una necesidad de cambiar de estilo o de tono?
Yo creo que toda mi obra está impregnada de mi peculiar sentido del humor (lo descubrí con Jardiel Poncela, Mihura y otros así), pero en algunos libros ese humor queda reducido a unas pinceladas y en otras es un brochazo de principio a fin. Depende de la historia misma y de otros factores. Pero no falta nunca.
Usted ha escrito continuaciones de algunos de sus libros. Así, a El zulo le siguió La pólvora de febrero, y Morirás en Chafarinas continuó en Conspiración Chafarinas. ¿Cuál fue el motivo en ambos casos?
No me gustan las continuaciones y, menos, las trilogías. En el caso de Chafarinas, tardé diez años en encontrar la manera de redondear una historia que a mí no me convencía del todo, pese a su éxito. Muchos lectores demandaban respuestas a los interrogantes de la primera novela. Por fin, encontré el escenario y los personajes de la continuación cuando rodamos la película. El caso de La Pólvora de febrero es diferente. Un mero capricho, para conmemorar los 20 años de la publicación de El Zulo. Y no es continuación sino secuela.
Y con ésta será la enésima vez que se lo pregunten, pero es casi obligado: ¿se siente contento con la adaptación cinematográfica de Morirás en Chafarinas? ¿Hay algún otro libro suyo que haya sido adquirido para ser llevado a la pequeña o a la gran pantalla?
A mí me gusta la película. Y me gusta más cada vez que la veo, aunque, claro está, quedar satisfecho al 100% es imposible. La película es cosa del director, no del autor del libro. Una productora compró en su día los derechos de El Zulo pero, tras varios intentos, la película no llegó a rodarse nunca. Creo que es algo que sucede muy a menudo.
Y así llegamos a su famosa saga de humor y misterio, protagonizada por Marijuli & Gil Abad. Si no nos equivocamos, son cinco libros que se publicaron dentro de la colección de "Misterio" de El navegante (SM), que va a desaparecer (si no lo ha hecho ya). ¿Qué va a pasar con estos títulos, que son los que mejor han funcionado dentro de esta colección? ¿Se podrán encontrar fácilmente? ¿O van a ser reeditados en otro formato?
Os equivocáis. Son nueve libros, (sin contar El secreto de la arboleda, origen de los personajes). En este momento hay varios descatalogados pero otros aguantan bien el tipo y la editorial los mantiene y reimprime aunque la colección El Navegante haya ya desaparecido. Cuando todos los títulos sean descatalogados por SM, nos plantearemos reeditarlos con otra editorial. De momento, no.
La relación que se establece entre Marijuli y Gil Abad, amigos desde la infancia (él está enamorado de ella, pero no se atreve a declararse a su mejor amiga), es muy parecida a la que se da entre los protagonistas de El Círculo hermético. ¿Se trata de un guiño entre ambas obras o se debe a otro motivo?
Se debe a que los protagonistas de El Círculo Hermético son los mismos de La momia de Leningrado. Y estos, a su vez, son herederos directos de Marijuli y Gil Abad, así que se comportan de modo similar.
Siguiendo con sus personajes, usted ha dicho: “En la mayoría de los casos, mis personajes son meros peones de mi estrategia, de la historia que quiero contar. No les tengo ningún cariño especial. No me busquéis en mis libros, que no estoy. Nunca”. ¿Eso quiere decir que le interesa más la trama argumental que el desarrollo de personajes, o que sus personajes no están basados en nadie real?
Eso lo dije hace tiempo. Antes, me interesaba sobre todo la historia; y los personajes los creaba para llevarla adelante (salvo excepciones como Marijuli & Gil Abad). Pero desde hace algún tiempo me interesan cada vez más los personajes. A veces, en una novela, lo primero que tengo es un buen personaje, antes de saber qué le va a ocurrir.
Hemos notado que tiene muchas novelas en las que las chicas son co-protagonistas junto a un chico, y se comportan de la misma manera que ellos. ¿Se debe a que tiene dos hijas o que piensa en sus futuras lectoras?
Se debe a que me disgustan los roles clásicos de chico-héroe-resuelto y decidido y de chica-guapa-sumisa-enamorada del chico. Desde la época de Scratch, mis chicas han asumido papeles protagonistas, muchas veces propios de hombres.
Ha escrito varias novelas (más de 20) con José María Almárcegui: ¿Cómo se hace para escribir a cuatro manos? ¿Cómo surgió esa colaboración entre ambos? ¿Su manera de trabajar ha variado en todos estos años o es más o menos igual que al principio?
José María y yo nos conocemos de siempre (fuimos al mismo colegio), aunque hicimos amistad a mediados de los '80 en un grupo de teatro en el que coincidimos. Primero, le ofrecí ilustrar alguno de mis libros pero, enseguida, me di cuenta de que lo mejor de José María no es que dibuje bien sino las historias tan magníficas y personales que lleva en la cabeza. Desde Mi amigo Fernández en nuestras colaboraciones él es el guionista o argumentista y yo aporto la parte literaria: escribir el libro. Últimamente, se ha revelado como un estupendo documentalista en 1808: Los cañones de Zaragoza.
Otra de las manías que hemos apreciado en varias de sus novelas es el incluir unos subtítulos en mitad de los capítulos. ¿Es una estructura planificada desde el principio o decide incluir estos subtítulos a medida que va escribiendo?
No sé. Siempre lo he hecho así, desde el principio. Me gusta cortar la narración de ese modo. Ni siquiera sé si a los lectores les gusta o no. Y tampoco lo hago siempre. Pero no responde a ningún plan preconcebido.
En su última novela, El círculo hermético, retoma a Bereta, a su sobrino y a los amigos de éste, que ya aparecían en La momia de Leningrado. ¿Es el inicio de una nueva saga de aventuras protagonizadas por estos personajes (como pasó con Mari Juli & Gil Abad)? ¿Les veremos en más historias?
Completando una pregunta anterior: La momia de Leningrado iba a ser la 10ª novela de Marijuli y Gil Abad pero la editorial cortó la serie, así que decidimos introducir algunas alteraciones en los personajes y ofrecerla a Alfaguara. Pero Malva y Nicolás son Marijuli y Ernesto. Biela y Planas son el mismo personaje. Urgel procede de Nicasi Urgull, aunque es el que más difiere del original. Y Germán Bareta es el sucesor clarísimo de Samuel Espada. Pero todos los de ahora son más complejos y están más desarrollados. Y volverán a salir en otras novelas que siempre comenzarán de la misma forma y siempre se desarrollarán en los primeros días del verano del año 2000.
¿Cómo se ha planteado este salto (de novelas más o menos breves de 180-200 páginas) a este novelón (estupendamente resuelto, por cierto) que es El círculo hermético, de más de 500 páginas? Una pregunta friki: ¿existieron los Lucarni o son un invento suyo?
No fue un planteamiento propio sino una exigencia de la editorial, que José María y yo aceptamos encantados, por ver si respondíamos bien al reto de enfrentarnos a un original de largo recorrido. Pero no se va a convertir en habitual. Seguiremos con nuestras historias aunque, ahora que sabemos que podemos con ellas, quizá caiga algún "ladrillo" como este de cuando en cuando. La verdad es que muchos lectores se me quejan de que algunos originales míos como La tuneladora, se les hacen demasiado cortos.
Los Lucarni son un invento del Almárcegui.
Usted pone unos nombres muy peculiares a sus personajes (ahí van algunos ejemplos: Metodio, Venancio, Virgilio, Nicasi, Trajano, Práxedes, Custodio... ¿Es una reivindicación de los nombres castizos o un recurso humorístico?
Tanto Josemari como yo tratamos de rivalizar en bautizar a nuestros personajes de manera llamativa. A él le van los nombres con significado (que indiquen algo del personaje) y a mí los simplemente llamativos o humorísticos, en efecto.
Sabemos que dedica una buena parte de su tiempo a visitar colegios e institutos. ¿Cómo son esos encuentros? ¿Cuál es la relación con sus lectores? ¿Alguna vez le han pedido alguna continuación de algún libro? ¿Ha hecho caso a sus sugerencias e ideas?
Me encantan los encuentros en colegios e institutos. Sobre todo, los que hago con alumnos de secundaria. Solo una vez me han aportado una buena idea, y aún no la he llevado adelante. Pero lo que sí me aportan son opiniones valiosísimas sobre mis libros, que me ayudan a mejorar, Y, sobre todo, es que me divierto sobremanera con mis lectores. Me parecen gente excepcional, aunque no por ser lectores míos, claro está. Me suelen pedir segundas partes con frecuencia, sobre todo de aquellas novelas que tienen final abierto. Lo considero un halago porque no creo que nadie pida la continuación de un libro que no le ha gustado.
¿Cómo es su relación con otros autores de literatura juvenil? En nuestro número anterior entrevistamos a un nuevo valor de la cantera zaragozana: David Lozano. ¿Qué le parece este relevo generacional que está surgiendo?
Al vivir en Zaragoza, tengo poca relación con los compañeros de profesión que viven, mayoritariamente en Madrid o Barcelona. Con algunos hay buena amistad y, en general, respeto y buena relación con casi todos. En cuanto al relevo generacional... vaya, yo todavía no estoy dispuesto a dar el relevo a nadie. Es verdad que, de cuando en cuando, surge alguien que parece que se va a comer el mundo (editorial) y arranca con mucha fuerza. Pero esto no son los 100 metros lisos. Esto es una carrera de fondo y los veteranos les llevamos mucha ventaja a los noveles. Que nos alcancen, si pueden.
Y para terminar, hemos oído que ya tiene dos novelas más en la recámara (las que harían los números 101 y 102). ¿Puede contarnos algo, en primicia, sobre ellas? ¿Los títulos? ¿Algo sobre el argumento?
Mi libro 101 ya ha aparecido pero creo que no va a tener venta en España. Es un colectivo de varios autores españoles y sudamericanos convocados por Jordi Sierra i Fabra. Se titula Atlántico. El 102 saldrá en el otoño: Industrias Gon, con J.M. Almárcegui, editado por Macmillan. El 103, en la próxima primavera, con Edebé: El gas del olvido, con Jose Videgaín, otro nuevo compañero de aventuras. Ambos para lectores de la franja de 10-12 años. Y enseguida, una nueva novela del detective Fermín Escartín.