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Entrevista a...

Andrea Tomé

El Templo #102 (octubre-noviembre 2024)
Por Elena Romero
107 lecturas

2024 no es un año cualquiera: se cumplen diez años desde que debutaste con Corazón de mariposa (Plataforma Neo, 2014), con la que además ganaste el II Premio La Caixa / Plataforma. ¿Qué le habría sorprendido más a la Andrea Tomé debutante de estos diez años de carrera?

La gran recepción que tuvo mi primera novela, en primer lugar, y el cariño y el apoyo que me han dado hasta ahora, que son el motivo por el cual sigo publicando en un mercado tan volátil. Las oportunidades que se me han dado, los lugares en los que me han recomendado... He tenido una suerte magnífica y me siento muy agradecida.

Entre dos universos, Desayuno en Júpiter, La chica de hielo... En tu universo hay muchos elementos recurrentes: salud mental, la familia encontrada o elegida, simbología religiosa, la muerte... Sin embargo, si algo tienen todas tus historias en común es que están protagonizadas por personajes profundamente dañados. ¿Qué debe tener un protagonista para que fascine tanto a la Andrea escritora como a la Andrea lectora?

La complejidad y las zonas grises. Ni como lectora ni como escritora me tienen que caer bien los protagonistas, pero es esencial poder comprender de dónde vienen, cuál es su lógica interna y qué es lo que quieren y por qué.


Con Esos monstruos a los que amamos (VR Europa, 2022) fuiste finalista en nuestros Templis. Con esta obra te adentraste más en el terror. ¿Planeas volver a este género?

No podría decir cuándo, pero sí, me encantaría, sobre todo con el repunte que está habiendo con el terror religioso. Tengo una idea en el cajón dentro de este género, un relato que creo que funcionaría mejor como novela, que me gustaría perfilar en el futuro.

Acabas de publicar Tinta y ceniza (Grijalbo, 2024), que se desarrolla en los inicios de la Segunda Guerra Mundial. Intuimos una gran labor de documentación detrás. ¿Cómo sabes que ha llegado la hora de parar con la documentación y empezar a escribir?

Es difícil. Termino la primera documentación cuando siento la suficiente confianza para afrontar la historia con entendimiento del lugar y el momento histórico. Pero la documentación no termina hasta que la novela va a imprenta. Siempre hay detalles de la cotidianidad en los que reparar, pinceladas que dan verosimilitud a la historia. Siempre comento que, con Tinta y ceniza, fue mi correctora la que se dio cuenta de que los filtros de los cigarrillos no fueron de uso común hasta los años 50, así que tuvimos que quitar todas las referencias (abundantes) a filtros de cigarrillos en la novela.

 



La protagonista de Tinta y ceniza es Vera, una joven que ve limitada su labor periodística por ser una mujer. Eso hace que se plantee embarcarse en una aventura que le permitirá vivir de cerca la guerra. Otro de los motivos de este giro es la preocupación por el hombre al que ama y también por sus amigos. ¿Pueden sobrevivir estos sentimientos en una situación tan extrema, tan oscura, como la guerra?

Claro, la humanidad siempre permanece. Lo podemos ver ahora mismo, quizá a menor escala porque no nos toca tan de cerca, pero el ser humano es capaz de convivir con los horrores y los sucesos históricos. La amistad, el amor, la risa, los sueños personales... No son tan fáciles de apagar. Quizá esa sea nuestra salvación.

La Segunda Guerra Mundial suele ser una fuente inagotable de obras artísticas. ¿Qué tiene de fascinante este episodio tan trágico de nuestra historia?

Fue un punto de inflexión que mostró el peligro de los extremismos fanáticos, sí, pero también de la neutralidad o la indiferencia de la persona de a pie. Es un conflicto muy complejo, además, con varios frentes. En muchos sentidos se podría hablar de dos guerras paralelas, la de Europa y la del Pacífico. Todavía hay mucho que contar, y por desgracia aquellos años son de más relevancia que nunca.

Eres una autora comprometida socialmente, tanto en redes sociales como en tu escritura. En la pasada HispaCon 2024 protagonizaste una charla llamada Escribiendo para el cambio: escritura y activismo. ¿De qué manera esperas contribuir a las causas sociales con tu arte? ¿Hasta dónde te gustaría llegar para quedar satisfecha?

Creo que el arte siempre es político, haya una intencionalidad detrás o no. Yo me crie en un ambiente de clase obrera, en un barrio que en los 90 era casi marginal, y mi abuelo fue sindicalista durante el franquismo. Creo que el escritor debe tener conciencia de clase, por la naturaleza de nuestra profesión.

Durante los últimos años, la industria editorial ha sido muy cuestionada por su ritmo, cada vez más acelerado. Como trabajadora de esta (más exactamente de la inglesa), lo sabes bien. Pero también como escritora: ni más ni menos, hace unos días anunciaste por redes la descatalogación de La chica de hielo (Crossbooks, 2020). ¿Qué podemos hacer como lectores para revertir esta situación? ¿Cómo ves el panorama cercano?

La verdad es que me ha abrumado el apoyo que recibí cuando comenté la situación de La chica de hielo, que se me comunicó en enero pero que yo no compartí hasta noviembre, y de pasada. Matizar que no sé cuándo se va a descatalogar, simplemente que se le ha bajado el precio para darle otra avenida comercial y que así se agote el stock.

Como lectores la respuesta es apoyar las novelas desde el minuto uno, unirse a la preventa, etcétera, pero creo que es injusto que yo pida esto, porque no refleja la situación económica en la que viven la mayoría de los lectores. No es realista que pida que se compre el día de la salida una novela de 23 euros, como Tinta y ceniza,unque eso sea lo que me vaya a ayudar a mí como escritora a seguir publicando, porque no todo el mundo puede permitirse gastar esa cantidad a la ligera. En perspectiva, 23 euros por 15 horas de entretenimiento pueden parecer justos, pero si no se tiene ese dinero, y con tantísimas novedades que salen al mes...

Como autora, y como profesional de la edición, es un panorama tenso. Somos muchos los que tenemos la sensación de que esta burbuja editorial estallará de un momento a otro, pero siempre habrá literatura.



Por último, ¿podrías adelantarnos algo de tus próximos proyectos?

Ahora mismo me encuentro en la recta final de la escritura de una nueva novela de ficción histórica, que saldrá de la mano de Grijalbo en la primavera de 2025. Trata también la Segunda Guerra Mundial, aunque en este caso desde una lente española: cómo en España se vivió ese conflicto en el que casi entramos, desde aquellos que presionaban por una entrada del lado del Eje a los antifranquistas que esperaban la caída del régimen con una victoria aliada a la mayoría de la población, que temía haber salido de una guerra para entrar en otra.

En 2025 también publicaré una novela juvenil que escribí en 2020 y de la que he hablado en mis redes bajo el nombre en código de Proyecto Shoshannah. Está inspirada en Na'ama, la adolescente israelí que llevaba una cuenta de Taylor Swift en Twitter que dio un parón cuando la llevaron a la cárcel por negarse a servir en el Ejército. Es una publicación que pedí que se retrasase, debido a la escalada del genocidio palestino, y que he editado desde el borrador en 2020 para añadir más información sobre cómo podemos ayudar a la causa desde el exterior.

Desde El Templo queremos dar las gracias a Andrea por su amabilidad y su tiempo.