El verano en que llegaron los lobos, Ana esperaba.
Esperaba a que llegase su cumpleaños para celebrarlo con su amigo Tomás. A pesar de la diferencia de edad, habían congeniado desde siempre; él era un corzo y ella, un ciervo. En un pueblo de pájaros, solo Tomás podía entender su frustración al no encajar.
Por eso esperaba también una carta: la de aceptación a la universidad. Suponía su salvoconducto para huir del pueblo y mezclarse con otros animales: caballos, zorros, osos… Gente tan diferente como ella.
Lo que no esperaba era que antes llegasen los lobos al pueblo y alterasen la normalidad. Y es que la noche que vio luces en la isla, Tomás apareció muerto. Él, que no tenía alas para volar, dejó un cuerpo y, con él, el rastro de su encarnizado asesinato.
Creemos que es mejor no desvelar más del argumento de esta novela para que llegues a ella como los lobos: forastero. Patricia García-Rojo será tu guía por las calles de un pueblo de antaño, con su colmado, una isla, fauna muy viva y pintorescos vecinos, que no siempre reciben la novedad con brazos abiertos, pero consiguen ganarse tu cariño. No hay que contar más, porque la propia autora asume como natural el elemento fantástico: en este rincón literario, todos canalizamos nuestra parte animal... de manera literal. Conocer a los personajes en sus dos facetas nos permite ahondar en sus emociones más puras y comprender mejor las fuerzas de atracción o rechazo que gobiernan sus relaciones personales.
La novela le valió a Patricia su segundo Premio Gran Angular, que ya consiguió con El mar, otra historia realista con tintes mágicos. Su estilo sensible y cordial y su preocupación por temas como la naturaleza, la familia o el amor son ya su huella de identidad, y una garantía de calidad para los amantes de la literatura juvenil.
Seas corzo, gorrión o lobo, esperamos que disfrutes con Ana de un verano transformador.