En el año 12.090 d. C. la Tierra se encuentra sumida en un caos post-apocalíptico provocado por las guerras nucleares. Este escenario le sirve al autor Hideyuki Kikuchi para plantearnos un futuro lleno de peligros con tres facciones en clara disputa por los territorios aún habitables. Por un lado nos encontramos a La Nobleza, compuesta por los despiadados vampiros y sus ejércitos de monstruosos esbirros, que viven en las mejores zonas pero apartados del resto de seres que pueblan el mundo; los mutantes surgidos a raíz de las emisiones tóxicas de los residuos nucleares son otra de las facciones que intentan sobrevivir en este peligroso futuro. Son por lo general bandidos y parias de la sociedad, pero temidos por todos por sus extrañas habilidades y malformaciones, fruto de las mutaciones por la radiactividad; el último grupo en pugna por sobrevivir son los humanos, que se encuentran a merced de unos y otros siendo éstos los más débiles. La mayoría de ellos se han agrupado en poblaciones pseudomedievales que intentan sobrevivir como pueden en este mundo adverso.
Con la premisa de este espeluznante futuro, se nos presenta un protagonista. “D” es un cazavampiros de dudoso origen que se ha ganado su fama a base de aniquilar miembros de la Nobleza. Nuestra historia, no obstante, comienza en el momento en que la atractiva Doris Lang no tiene más remedio que solicitar los servicios de “D” cuando es atacada por los chupasangres, que intentan convertirla. Repudiada por los humanos ante la posibilidad de que se convierta en una vampiresa, codiciada por los vampiros y acosada por los mutantes, Lang encuentra refugio en la misteriosa figura de “D” que promete intentar encontrar una cura para su mordedura y mantenerla a salvo hasta ese momento.
Página a página vamos descubriendo datos de este mundo aterrador y del pasado de los personajes. Con una narración ágil aunque con un dibujo no tan bueno como cabría desear, Kikuchi y la editorial Dolmen nos presentan una historia que gustará a los amantes de los temas vampíricos.