Eureka no llora. Ni una sola lágrima de alegría al ver una película dramática, ni una de dolor al caerse del columpio.
Ni siquiera cuando su madre murió arrasada por una ola, ni cuando su padre se casó con Rhoda, una mujer exigente e histérica obsesionada con pagarle terapias psiquiátricas desde que la joven se intentó suicidar.
Hasta que llega Ander, un misterioso joven que parece conocer todos los secretos de la chica, que romperá todos sus esquemas y le hará conocer su futuro, irremediablemente ligado con el amor, el océano... y sus lágrimas.
La autora de Oscuros nos vuelve a sorprender con su estilo, pero esta vez de la mano de una adolescente problemática que cuanto más intenta evadirse del mundo que le rodea, más problemas encuentra a su paso.
Lo mejor de la historia no es su trama, original y muy bien planteada; tampoco son sus personajes, logrados y con actitudes muy diferentes; ni la ambientación, que nos presenta paisajes nostálgicos y llenos de ese misterio especial que solo sabe darnos Lauren Kate. Lo mejor de La última lágrima es, sin duda, la manera en la que la autora nos presenta una historia de forma clara pero llena de interrogantes que se van respondiendo a lo largo de la lectura.
El único «inconveniente» del libro es que es muy ameno y se lee muy rápido, por lo que cuando te lo acabes te quedarás con ganas de más.
En definitiva, si lo que buscas es una trama original, con personajes poco comunes pero con la típica historia de amor sobrenatural, esta es la víctima perfecta.