«El año 1929 contó con un día fatídico, el llamado Jueves Negro, el 24 de octubre, el día del derrumbe de la Bolsa de Nueva York, comienzo de la llamada Gran Depresión. Para mí, sin embargo, el peor día de aquel año fue el Día de los Enamorados (…). El día en que me mataron».

Como mujer de un gánster, Beth Fulton siempre había sabido lo que podía esperar. No le sorprende que su marido haya muerto cosido a balazos en un garaje abandonado. Lo que sí le sorprende es que su jefe, el mafioso Bugs Moran, huya de la ciudad tras el ataque. ¿Es que no piensa responder a la afrenta? Pues bien, si él se marcha, a Beth no le queda otra que buscar venganza por su cuenta.

Dos años después, aún concentrada en su plan, Beth Fulton se ha convertido en la amante de un importante mafioso de Chicago. Mientras tanto, su hija Annie se ha acostumbrado a la rutina de la banda: un robo por aquí, un atraco por allá… La vida entre gánsteres es emocionante, pero lo más emocionante de todo es que puede vivirla junto al astuto, descarado (y guapo) Júnior Nitti.

Contrabando y traiciones, amor y venganzas, ambición y crimen: eso es Tú, sucia rata, una historia rápida como el coche de una banda mafiosa huyendo de un banco recién robado. La novela es breve, pero no se trata solo de eso: la acción es constante y, cuando no te encuentras en mitad de un tiroteo, estás presenciando la enésima traición que hace volar en pedazos la trama tal y como la conocías.

En la novela aparecen personas reales, como Eliot Ness, jefe del grupo de agentes que pasaron a la historia como «los Intocables»; Frank Nitti, conocido mafioso y, en la ficción, protector de Beth Fulton y padre de Júnior… Y, por supuesto, una aventura de este calibre no podía pasar sin la constante mención e inevitable sombra de Al Capone. La matanza de San Valentín, en la que muere el marido de Beth, también forma parte de los anales del crimen estadounidense. La historia de Annie y Júnior es fruto de la imaginación de Fernando Lalana, pero los detalles reales que la envuelven le conceden un halo de verosimilitud difícil de conseguir.