¡Cuidado! Esta reseña contiene spoilers de los libros anteriores.

¿Qué pasó tras el hundimiento de Perdura?

El día en que la Isla del Corazón Perdurable se hundió en el océano Atlántico, el futuro de la humanidad cambió irremediablemente. Los máximos representantes de la Guadaña, junto con otros miles de segadores, murieron en la catástrofe; entre ellos se encontraban Citra y Rowan, también conocidos como los segadores Anastasia y Lucifer, cuyos cuerpos quedaron encerrados en una cámara hermética con la esperanza de ser encontrados y revividos en el futuro.

Esto ocurrirá tres años después, pero cuando por fin abran los ojos, muchas cosas habrán cambiado: el Nimbo habrá declarado indeseable a toda la humanidad menos a Greyson Tolliver, Goddard controlará la Guadaña nortemericana y con su creciente poder la guiará por nuevos y aterradores caminos, y los tonistas habrán encontrado un nuevo sentido a su religión: se rumorea que existe un hombre santo, el Trueno, el elegido para llevar al tonismo hasta la octava más alta.

El sistema que ha funcionado durante siglos se está desmoronando, y la salvación de la humanidad depende de un grupo reducido de personas. Pero ¿qué porcentaje de error que tienen los planes del Nimbo?

En esta última entrega de El Arco de la Guadaña, Neal Shusterman vuelve a dejarnos con la boca abierta, y concluye esta historia con un final impresionante y a la altura de nuestras expectativas.

La novela empieza con numerosos frentes abiertos y saltos temporales, lo que ralentiza el comienzo de la historia, pero poco a poco todas las piezas van cobrando sentido; tomando, con abundantes giros en la trama, un ritmo ascendente que nos mantiene en tensión hasta el final. Además, conoceremos nuevos personajes y secretos enterrados hace años, junto con nuevos conceptos, como misteriosas iteraciones, profecías tonistas y comentarios de los coadjutores. Trueno cierra con maestría una saga distópica que nos ha hecho reflexionar sobre el significado de la vida y la muerte, y nos ha mostrado una sociedad gobernada por una inteligencia artificial futurista e innovadora. Todo ello, acompañado por el estilo sutil y sorprendente de su autor, que siempre nos deja con ganas de más, y que ha logrado que la fantástica aventura que comenzaba con Siega hace tres años nos sea muy difícil de olvidar.