Una escapada con tu grupo de amigos debería ser sinónimo de alegría y tranquilidad. Sin embargo, para Natán implica, ahora mismo, caos y destrucción.
Se acostó con Lía, que no es solo su amiga, sino también su excuñada. Por si no fuera suficiente, también se ha enrollado con Rodri, otro miembro del grupo y follamigo de esta chica que le trae de cabeza.
Natán nunca ha sido bueno asumiendo las consecuencias de sus actos, así que se augura un viaje entretenido. El problema aparentemente no tiene solución... Claro que quizá el malentendido sea un pequeño error de cálculo y donde caben dos en realidad caben tres.
Tres (no) son multitud pertenece al mismo universo de Cómo (no) enamorarse, publicado el año pasado por la misma editorial. Ambas novelas tienen muchas similitudes, pero también una separación: el tono de esta novela es más dramático que el de la anterior, aunque sin que la autora renuncie a ese humor, en ocasiones surrealista, tan característico.
Como Myriam ha mencionado anteriormente, le gustan los clichés y las estructuras de novela sencillas. Lo importante para ella es el viaje, sobre todo interior, de sus personajes. El cómo: ¿Cómo se darán cuenta estos personajes de que están pillados el uno por el otro? ¿Cómo tratarán de autoboicotearse? Uno de los mayores logros de la autora sigue siendo que situaciones que aparentemente conocemos nos resulten nuevas.
Es fácil que de primeras no tragues a Lía. O a Rodri. O a Natán, sobre todo. Sin embargo, ¿cuántas veces has conocido a alguien que creías que no tragabas y después se ha convertido en un amigo?
Quizá, a lo largo de la historia, también quieras zarandear a algún miembro de la tríada..., y también en ocasiones te parecerán egoístas y no entenderás sus decisiones. Lo que está claro es que Myriam M. Lejardi ha vuelto a crear protagonistas que nos recuerdan a amigos y familiares, personajes llenos de contradicciones, idas de olla y que se muestran vulnerables. Y a su vez crea el retrato de una generación con problemas de autoestima y con tantas posibilidades que no sabe gestionar. Son personajes que no paran de aprender sobre su identidad, el sexo y el amor. Sobre la vida, en definitiva.
En esta historia encontramos otra de las marcas de la autora: los temas poco convencionales, todavía tabúes, incluso, como el poliamor o la asexualidad. Estos temas se tratan desde la naturalidad y la ternura, pero hacen de esta comedia romántica una menos convencional además de seguir renovando el género.
En Tres (no) son multitud, Myriam M. Lejardi continúa creando libros que difícilmente durarán al lector más de un puñado de días, de la misma forma que sigue su estela de personajes que te pondrán de los nervios al principio y de los que finalmente te costará despedirte.