«Tres reinas oscuras nacidas en la cañada, dulces pequeñas trillizas que nunca serán amigas. Tres hermanas oscuras muy hermosas a la vista, dos para devorar y una sola para reinar».
La Reina de la isla de Fennbirn siempre tiene trillizas. La Diosa les otorga un don a cada una y todas son legítimas herederas al trono. Las niñas son criadas por la Comadrona hasta los seis años, cuando se las separa para ser entrenadas. En ese momento se convierten en enemigas: de las tres, solo una quedará con vida.
La poderosa Mirabella, que controla los elementos y es la favorita del Templo. La salvaje Arsinoe, siempre desdeñada y ahora aferrada a un tipo de magia muy peligrosa para continuar con vida. O la enfermiza Katharine, envenenada desde niña para sobrevivir a toda clase de toxinas y poder asesinar mientras sonríe.
Dos acabarán muertas. Una se sentará en el trono. El año para matarse las unas a las otras ha comenzado.
Tres coronas oscuras es el inicio de la nueva tetralogía de Kendare Blake tras su asombroso debut con Anna vestida de sangre (Alfaguara, 2012), y que cuenta con tantos aciertos como tropiezos.
Entre los primeros, la ambientación tiene un sitio de honor. La autora demuestra su gran imaginación para crear atmósferas siniestras que encajan a la perfección con los personajes. Estos, con escasas excepciones, son crueles y se mueven por el poder en escenarios sacados casi de pesadilla. En ellos, Blake coloca a los personajes femeninos en el centro de una trama política que esperamos que sea mejor explotada en las siguientes entregas. Es un soplo de aire fresco ver a estas poderosas mujeres en el centro de las intrigas por el gobierno de la isla.
Por otro lado, este primer tomo cuenta con escasa trama más allá de la presentación de los conflictos (y algún que otro enredo romántico más que obviable). Así, el libro se queda algo cojo en sus primeros dos tercios, y es en el último donde demuestra todo su potencial. Además, la novela queda deslucida por su edición. Las erratas y una traducción muy literal socavan la prosa y entorpecen la lectura.
Irregular y sugerente, así se puede definir Tres coronas oscuras, un inicio de saga prometedor con el que Kendare Blake demuestra que el terror y la oscuridad tienen cabida en la literatura juvenil.