¿Qué pasaría si, por casualidad, encontraras algo que no deberías haber encontrado? ¿Desvelarías tu hallazgo o lo mantendrías en secreto? ¿Si alguien buscara lo que posees, lo darías sin más?

 

Si Rafael y Gardo no hubieran encontrado un bolso en medio del basurero en el que trabajan, tal vez no sabrían cómo responder a estas preguntas. Pero este no es el caso y, gracias a su hallazgo, ahora podemos contar esta historia.

 

Una historia conmovedora, pero también dura, sobre tres niños que se ganan la vida trabajando en un vertedero gigantesco. Una historia sobre la crueldad de los adultos y la corrupción de un gobierno. Una historia sobre la amistad, la lealtad y la justicia. Pero esta es, sobre todo, una historia que habla sobre la esperanza y las ganas de cambiar el mundo. Y de cómo tres chicos humildes, sin comerlo ni beberlo, serán los encargados de desmantelar una red de mentiras, sobornos y asesinatos en los que hasta el vicepresidente del país se ve involucrado. 

 

¿Quién dijo que los niños no pueden ser héroes?

 

Trash. Ladrones de esperanza no solo es la historia de tres chicos que descubren un tesoro; también es una crítica a nuestra sociedad, pasiva ante una realidad que nos concierne a todos: la pobreza y el trabajo infantil. 

 

Andy Mulligan nos da a conocer el día a día de Behala, la enorme ciudad contenedor donde se desarrolla la historia, a través de la voz de los diferentes personajes. Este detalle hace que la novela sea algo más enrevesada, sí, pero la dota de la originalidad y frescura necesarias para contar una historia tan realista. El ritmo de narración es muy rápido y puede que a veces el lector se sienta algo desorientado, pero esto no es un problema: Andy nos guía a través de la intensa trama y no deja ninguna incógnita sin resolver.

 

Trash. Ladrones de esperanza tiene una adaptación a la gran pantalla, llevada a cabo por Stephen Daldry, el director de Billy Elliot y Las Horas: una buena opción para todos aquellos que se han leído el libro pero se han quedado con ganas de más. ¿Qué, lector? ¿Te atreves a descubrir el final de esta historia?