Despiertas y no recuerdas nada. Tan solo ves las cicatrices que te recorren todo el cuerpo, los ojos desiguales y salvajes, una mano más clara que la otra, tres lunares que no te reconoces; tan solo sientes el dolor. El dolor de haber vuelto a la vida, porque hace diez años que estás muerta. A tu lado, tu tía, una médica de prestigio, que te da como única explicación que has sufrido un grave accidente; no hace más que controlarte y someterte a experimentos.
Con motivo del ducentésimo aniversario de la publicación de la obra magna de Mary Shelley, Frankenstein, Bel Olid ha querido recrear esta historia. Esta vez, sin embargo, está ambientada en la época actual y protagonizada por una chica de dieciséis años llamada Tina, que solo quiere resolver el misterio de su vida, un misterio que no sabe si es capaz de soportar.
Al igual que en la obra de Shelley, el mensaje de esta novela recae en lo que supone sentirse solo, sin entender cuál es tu papel en el mundo. Además, Olid añade otra problemática: cómo afecta ser diferente cuando lo has perdido todo y ves que tu entorno ha seguido su camino y tú te has estancado.
Gracias a la combinación del narrador en primera persona y el omnisciente, el lector poco a poco irá descubriendo el drama personal de Tina y todo lo que rodea a su sorprendente resurrección. Sin embargo, algunas partes de la trama dejan vía libre a la interpretación del lector, como el momento en que la protagonista cobra vida o el desenlace.
La autora, también conocida por su labor como activista, hace una gran crítica social en la novela, tratando temas como el racimo y las agresiones sexuales. Además, rompe tabúes sobre la regla, la masturbación y la bisexualidad femeninas.
Por último, es digna de mención la cuidadísima edición: cada página es única, con unas ilustraciones espectaculares a cargo de Montse Rubio, que acompañan a la perfección el texto, con los mismos tonos oscuros y misteriosos.