Al final ocurrió. La impunidad con la que el ser humano sobreexplotó, contaminó y mermó los recursos del planeta desembocó en un brutal cambio climático. Los mares crecieron y las lluvias no cesaban. Metro a metro, las aguas se iban apoderando de lo que hasta entonces había sido tierra firme. Cientos de países desaparecieron, miles de hogares se perdieron, millones de vidas se segaron.
En medio de este caos, en el siniestro futuro en el que los hombres se ven condenados a vivir en islas megapobladas en las que erigen rascacielos imposibles que contengan a toda la población, surge un salvador. El dotado científico Belkin Mapplethorpe decide compartir con el mundo un proyecto que ha desarrollado en los laboratorios de su empresa tras años de investigación: la tecnología necesaria para el teleporte. ¡Es prácticamente un milagro! En un mundo en el que el suelo está tan cotizado que apenas se pueden mantener carreteras ni caminos y en el que seguir contaminando con carburantes fósiles sería una temeridad, el descubrimiento de Mapplethorpe, que no ocupa apenas espacio y no contamina, es una bendición.
Pero hay alguien que no está convencida con la imagen que se da al mundo entero de Tempus Fugit, la empresa de Mapplethorpe. Se trata de Hanna, una joven cuyo pasado está trágicamente ligado a los inicios de la nueva forma de transporte. Convencida de que el poderoso imperio levantado en torno a la multimillonaria empresa Tempus Fugit tiene gato encerrado, Hanna navega por Internet en busca de indicios que confirmen sus sospechas. Es así como da con Omega, un informador secreto que la ayuda poco a poco en sus investigaciones no sólo sobre Tempus Fugit sino también sobre el otro tema que obsesiona a Hanna desde hace tiempo: La Plaga. Una extraña enfermedad que deja a las personas en estado vegetativo y que muy lentamente pero sin descanso parece haberse ido extendiendo por Nuevomundo.
Las pesquisas de la joven no pasarán desapercibidas y menos cuando su camino se cruce con un fallo. Ese fallo tiene nombre, se llama Pablo, y viene del pasado. Este encuentro de vértigo arrojará más dudas en vez de respuestas a la búsqueda de Hanna. ¿Estará jugando Tempus Fugit no sólo con el espacio, sino también con el tiempo? ¿Qué pasa con todas esas personas afectadas por La Plaga y que parecen haberse quedado atascadas en un eterno presente? ¿A dónde han ido sus Futuros?... ¿Se los habrá robado alguien? Otro de los personajes, Kleid, tiene que decir mucho a ese respecto pues él es un protovidente... un ladrón de porvenires.
Javier Ruescas, esta vez con Alfaguara como sello editorial, nos presenta una nueva novela en la que deja atrás la fantasía y nos narra una distopía de ciencia-ficción. El joven autor, que poco a poco deja de ser “una promesa de la literatura juvenil” para convertirse en una realidad, esboza con mano diestra una historia entretenida y que engancha desde la primera página, a la que termina de redondear con unos personajes sólidos y una trama bien hilada. Con un lenguaje fluido, correcto y en todo momento apropiado a la historia que se cuenta, Ruescas consigue que te pierdas capítulo a capítulo y desees ver qué cita (cada nuevo episodio comienza con una cita célebre) ha sido la elegida para el siguiente para que pueda darte una pista de lo que ocurrirá a continuación.
Os invitamos a teleportaros al mundo de Tempus Fugit para conocer cuál es la esencia de vuestro Futuro. ¡No os arrepentiréis!