Pony acaba de llegar nuevo al instituto y lo único que quiere es pasar desapercibido y no meterse en ningún problema. Empezar de cero sin que nadie le conozca, le mire ni hable de él. Pero no puede evitar pensar en ello constantemente. ¿Y si le descubren? ¿Y si le señalan? ¿Y si le echan del baño de chicos?
Georgia se ha prometido a sí misma que no saldrá con nadie este año; no después de lo que pasó en verano. Da igual cuánto lo intente Jake, el guapo quarterback, o cuánta ilusión le haga a sus amigas que salga con él porque es lo que se espera de una animadora. Está cansada de todo; a veces siente que nadie la conoce realmente.
Cuando Georgia y Pony se cruzan por primera vez, todas sus firmes resoluciones parecen desmoronarse.
En Stay gold brillan dos cosas: la primera, el estilo ágil con el que está escrita la novela, lo que la hace rápida y muy entretenida. La segunda, la ambientación típica de instituto americano a la que nos han acostumbrado tanto libros como series y películas: animadoras, partidos de fútbol, novatadas y restaurantes de comida rápida.
La novela alterna constantemente, en primera persona, entre los dos puntos de vista de los protagonistas, lo que logra que el lector se identifique más fácilmente con ellos. Pony y Georgia son personajes que se hacen simpáticos por lo humanos que son: les puede el orgullo, se equivocan constantemente y no saben cómo salir de los líos en los que se han metido, pero nunca tratan de herir a nadie.
Sin embargo, los personajes secundarios, que parten de un inicio prometedor, se quedan en eso; la mayoría no llegan realmente a evolucionar desde los clichés del comienzo ni los subvierten, y sus tramas, llenas de posibilidades, quedan algo en el aire. El equipo de animadoras, los amigos de Pony o el enigmático actor para el que este trabaja, si bien aportan a la novela, podrían haberse desarrollado mucho más.
Aunque Stay gold es, principalmente, una historia de amor, la denuncia sobre las situaciones que deben enfrentar las personas trans va cogiendo fuerza a medida que avanza la novela y culmina en un final totalmente catártico y lleno de esperanza, pero con un poso de amargura que impide que resulte demasiado idealizado.