Los preludios son solo piezas introductorias. Nosotros somos mucho más. Algo más grande. Somos una sonata. Una sonata de verano.
Casio esconde dos cosas bajo su sombrero de paja: por un lado, su piel albina, tan delicada al sol, especialmente en las ciudades costeras como Aguablanca, a donde ha ido a pasar el verano con su familia. También le sirve para esconderse de sí mismo, de los desconocidos, de sus amigos y de quienes creía que se encontraban entre ellos.
Aguablanca, donde se respira una atmósfera hechizada, discrepa. Así que, cuando el viento le vuela el sombrero, dejándolo al descubierto, no podía ser otro que Marc Valls, el chico pijo de su barrio, quien lo viese. Y no por primera vez.
Así comienza el verano de «casiolidades» que se narra de principio a fin en Una sonata de verano. Muchas más se descubren entre sus páginas, que no queremos desvelarte para que disfrutes junto a sus protagonistas: el misterio no es lo principal, y anticiparás algunos episodios, pero lo importante es sentir sus reacciones y acompañarlos en su crecimiento. Como novela de personajes, la autora cuida que las relaciones entre ellos sean cotidianas, interesantes sin volverse enrevesadas, y reales: eso implica una buena dosis de representación. Hasta los fantasmas cobran vida...
¿Quieres más? En esta novela se cuenta otra historia paralela: la de los personajes del libro favorito de Casio, Preludio de invierno. Transcurre años antes, también en Aguablanca, y de ficción solo tiene los nombres: por desgracia, la guerra ocurrió y se llevó con ella más que palabras.
Belén Martínez utiliza las suyas, con sencillez y humildad, para rescatar historias del pasado y reconciliarlas con nuestra generación, revindicando los logros alcanzados. Se nota que nació a finales de siglo y ha bebido de cada época. Por eso, creemos que encajarás bien en la vida de Casio.