Imagina que tienes doce años y que cuando tu tío, un famoso escritor de novelas de misterio, muere en extrañas circunstancias te conviertes en la heredera de su casa, de su dinero y de todos los derechos de sus libros. Eso es lo que le ocurre a Stephanie, la protagonista, al inicio de esta novela. Desde ese momento, unos desconocidos la atacan con la intención de conseguir “la llave” que sospechan que ella ha heredado. Es en ese momento cuando aparece Skulduggery Pleasant, un curioso personaje, amigo íntimo de su tío. Es un detective privado y mago con una peculiaridad: está muerto, en concreto es un esqueleto revivido gracias a la magia. A partir de aquí, Stephanie se adentra en un mundo lleno de magia y criaturas sobrenaturales (trolls, vampiros, etc). Sé lo que estáis pensando, y sí, la respuesta es afirmativa. Esta novela comparte elementos con Harry Potter: hay dos mundos, uno mágico y otro normal; los nombres de los magos recuerdan un poco a los profesores de Hogwarts; y también con Artemis Fowl: el tipo de humor, irónico.
En su favor tenemos que decir que la novela es entretenida, se lee de un tirón, tiene mucha acción y los diálogos son ágiles. Los personajes son bastante creíbles, algo difícil teniendo en cuenta que estamos hablando de un esqueleto detective como protagonista. Aunque por supuesto, caen en algunos tópicos: personajes que parecen buenos y que luego traicionan a los protagonistas, la búsqueda de un determinado objeto de poder, poderosísimo por supuesto, y que si cae en malas manos será el fin de la humanidad, etc. Como curiosidad añadir que hay elementos que remiten al mundo de H.P. Lovecraft.