Kléber y Bernabé son dos hermanos que, sencillamente, quieren vivir juntos: uno tiene 17 años y está estudiando el último curso del instituto; el otro, apodado Simple y de 22 años, tiene una discapacidad intelectual que le impide ser completamente autónomo. Tras la muerte de su madre, su padre se deshace de ellos para empezar una nueva vida con su segunda esposa, internando a Bernabé en un hospital psiquiátrico. Pero a Kléber no le gusta ni una pizca esa decisión y consigue convencerlo para que su hermano mayor quede bajo su tutela: por suerte, logran alquilar dos habitaciones en un piso de estudiantes en París.
La trama no es para nada importante en esta novela de la autora francesa Marie-Aude Murail: son los personajes, con sus claroscuros, quienes convierten esta historia en un cóctel de risas y lágrimas. Y es que Kléber, pese al amor fraternal que siente, bascula en el equilibrio entre las ganas de ser independiente y vivir la vida y la responsabilidad que conlleva cuidar de su hermano; y Simple, a fin de cuentas, está descubriendo el mundo con su mirada curiosa de niño: eso sí, acompañado a todas horas del Señor Pimpinejo, un conejo de peluche que es su mejor amigo, confidente y consejero, pero que siempre le acaba metiendo en líos, pues no es más que el alter ego que utiliza para explorar todo aquello que le reprimen o prohíben. Por ese motivo, alguna trama secundaria —como el triángulo amoroso entre varios compañeros de piso— resulta algo innecesaria e incluso estereotípica.
Simple, publicado originalmente en francés en 2004, llegó a las estanterías españolas seis años después. La autora, a quien entrevistamos en el número 36 y cuya novela No somos los únicos que llevamos este estúpido apellido fue finalista en los Templis de 2012, apenas ha sido traducida al español, pese a ser una de las escritoras de LIJ con más renombre de Francia. Esperamos, pues, poderla volver a leer muy pronto en nuestra lengua.