«Un Anillo para gobernarlos a todos. Un Anillo para encontrarlos, un Anillo para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas (…)».
En la celebración de su centésimo décimo primer cumpleaños, Bilbo Bolsón, el hobbit más famoso de la Comarca por ser uno de los pocos que ha trascendido sus fronteras, desaparece sin dejar rastro en medio de la fiesta. Legando a su sobrino Frodo todos sus bienes, Bilbo parte una vez más para acabar de escribir sus memorias.
Gandalf, anciano mago y amigo de aventuras del hobbit, se fija en un pequeño anillo que este ha dejado a Frodo y un temor se apodera de él. Tras casi dos décadas de ardua búsqueda, descubre en un antiguo manuscrito que el anillo no es otro que el Anillo único, forjado en los fuegos del Monte del Destino por el Señor Oscuro Sauron para gobernar toda la Tierra Media. Cuando este fue derrotado, el Anillo se perdió y su amo quedó reducido a un gran Ojo en lo alto de la torre de Barad-dûr en el corazón de Mordor. Ahora, siglos después, el Anillo ha vuelto a ser encontrado.
Pero al igual que Gandalf, Sauron también ha descubierto el paradero del Anillo y manda a sus sirvientes más letales a por él. Para ponerlo a salvo, el mago envía a Frodo en un viaje de dudoso retorno, al que se le unirán tres más de su especie, hacia Rivendell, tierra de los elfos, donde se decidirá qué se ha de hacer con el Anillo. Mientras, el enemigo avanza y sus fuerzas se multiplican, por lo que un paso en falso o una mala decisión supondrían el fin de todo lo que han conocido.
Obra máxima del padre de la fantasía moderna, Tolkien roza la perfección en El Señor de los Anillos, una de las trilogías más famosas de la literatura contemporánea.
Con una mitología que bebe de las tradiciones nórdicas y del ciclo artúrico, el autor británico compone un relato que reinventa la lucha entre el bien y el mal dando lugar a una de las obras cumbre del siglo XX.
El narrador es un auténtico logro, pues el estilo conciso y descriptivo de Tolkien funciona a la perfección con la voz narrativa, de corte clásico y que recuerda a las novelas de caballerías de la Edad Media, lo que da la sensación de estar leyendo un relato antiguo. Por otro lado, los personajes de las novela reflejan tanto este deje antiguo, donde sobresale la construcción clásica de Tom Bombadil, como el afán renovador de la época en la doncella guerrera Eowyn o la excepcional psicología de la que dota a Gollum, uno de sus personajes más logrados.
El mapa que acompaña la mayoría de las ediciones muestra el detallismo con el que Tolkien imaginó el mundo. Sus descripciones geográficas son tan precisas que cuesta creer que el autor no esté escribiendo desde las oscuras Minas de Moria o el corazón del bosque de Fangorn.
La obra de Tolkien es apreciable, además de por su calidad literaria, por ser una de las pioneras en el injustamente desprestigiado género de la fantasía. Alabado por generaciones de lectores, el autor influenciará a narradores fantásticos posteriores como George R. R. Martin, Laura Gallego o Christopher Paolini, cada uno con un estilo distinto.
Su formación filológica es también muy destacable, ya que sabe utilizar de forma magistral su amplio conocimiento de la literatura bíblica y medieval así como su control idiomático. Aunque el comité del Premio Nobel no debió de pensar lo mismo, pues le negaron el galardón al tachar su prosa de pobre.
Por todo esto, El Señor de los Anillos es uno de los grandes clásicos de la literatura contemporánea y una lectura obligatoria para todos los amantes de la fantasía, que además podrán disfrutar de las adaptaciones cinematográficas ganadoras de cientos de premios. La Tierra Media te está esperando, lector. Únete a la comunidad del Anillo y lucha contra orcos, espectros y malvados magos. Pero ten cuidado: el gran Ojo lo ve todo y ni siquiera tus pensamientos están a salvo.