Garden Heights. Finales de los noventa. Tupac suena por los altavoces en la cancha de baloncesto; su voz se entremezcla con el ruido y las risas y camufla disparos lejanos.
Maverick Carter, de diecisiete años, acaba de descubrir que es padre del bebé de una chica que no es su novia. De repente, debe cuidar a un hijo, dejar de vender droga, conseguir un trabajo decente, decidir qué hacer con sus estudios... Contárselo a Lisa. Romperle el corazón. Su vida se desmorona bajo el peso de las responsabilidades. La hora de madurar ha llegado demasiado pronto, y no está preparado para renunciar a las cosas que ama.
En esta precuela sobre el padre de Starr (la protagonista de El odio que das), Angie Thomas nos sumerge en uno de los principios fundamentales de la vida: el crecer, ese intimidante proceso que obliga a avanzar hacia un futuro incierto, por mucho que queramos aferrarnos al presente. La belleza con la que Thomas profundiza en el mundo interior de Maverick es conmovedora, y transmite una dulce e infinita nostalgia que se desprende de los más pequeños detalles: bromas entre amigos, conversaciones entre madre e hijo y momentos emotivos bajo el ritmo de canciones de rap y R&B. Todo ello ambientado en un barrio dominado por las pandillas, que protegen a sus hermanos con su vida pero exigen un precio de salida, y que obligarán a Mav a tomar decisiones difíciles.
Rosa en el asfalto despliega ante nosotros la evolución de Maverick, tan hermosa, difícil y única como la de una rosa que se abre, mientras él mismo redefine la masculinidad, afronta la muerte de un ser querido y descubre quién es y cuáles son sus sueños. Sin embargo, la autora no se recrea en el drama más de lo suficiente, sino que lo entrelaza con momentos de humor, dulzura y esperanza.
Angie Thomas acerca de nuevo la cultura afroestadounidense a lectores de todo el mundo y pone voz a un protagonista con el que es imposible no conectar, a pesar de sus circunstancias. Aunque la traducción no se disfrute tanto como la versión original, esta novela es una experiencia preciosa e inolvidable tanto para los fans de El odio que das como para quienes lean a la autora por primera vez; una demostración, una vez más, del talento de una de las voces más influyentes de esta generación.