Lumikki se cuela en el cuarto oscuro que usan en el instituto para revelar fotos. Solo quiere estar sola y tranquila un momento, pero hay algo raro: la habitación está llena de papeles. Al encender la luz ve que son billetes de quinientos euros que alguien ha colgado para secarlos.

Pronto descubre que los responsables son tres de sus compañeros más populares: Elisa, Tuuka y Kasper. La noche anterior hubo una fiesta en casa de Elisa en la que bebieron y se tomaron algunas pastillas de las que consigue Kasper. Luego encontraron en el jardín una bolsa llena de billetes manchados de sangre, y su idea genial fue lavarlos en el instituto, en una sala a la que nunca entra nadie.

Para Lumikki, las preguntas fundamentales (aparte de cómo pueden ser tan estúpidos) son a quién estaba destinado el dinero, de quién era la sangre y si las personas implicadas saben que ha ido a parar a manos de estos tres jóvenes. Porque, si lo saben, están en serio peligro.

Rojo como la sangre es una novela negra, un thriller con una trama muy bien pensada. El lector puede ver los puntos de vista de todos los personajes implicados, buenos y malos, por lo que siempre sabe un poco más que Lumikki y sus compañeros. La autora va dosificando la información de un modo natural (no parece que oculte datos con el único fin de mantener el suspense) y consigue que la novela enganche y avance a un ritmo rápido y constante.

El otro gran éxito de la novela es Lumikki, una chica lista, endurecida por las circunstancias. Decide participar porque tiene cierto afán justiciero (aunque nunca lo reconozca abiertamente) y porque es la única capaz de mantener la calma, trazar planes y sacar las conclusiones adecuadas. Es la detective de la historia, y el narrador pone mucho cuidado en que sus conclusiones demuestren su inteligencia y a la vez sean verosímiles.

Las frías calles de Finlandia en invierno son el escenario perfecto para un libro en el que cada personaje está solo frente a sus peores pesadillas. Parece inevitable sentir curiosidad y empezar a leer, pero ya te lo advertimos: una vez te adentres en la historia, no habrá vuelta atrás.