Arrah conoce muy bien el precio de la magia. Tanto su abuela, la gran jefa aatiri, como su madre, la sacerdotisa más poderosa del reino, se lo han explicado cientos de veces. Pero el ritual para heredar los poderes de sus antepasados no funciona y no es capaz de adquirir ni una pizca de magia, lo que la empuja a buscar otras soluciones. Cuando los niños del reino empiezan a desaparecer y su angustia la corroe por dentro, Arrah decide que la única solución es llevar a cabo un ritual prohibido. Si la magia no viene a ella por sí misma, tendrá que intercambiar años de vida para poder usarla. Sin embargo, en cuanto el ritual sea completado, una antigua oscuridad y una traición inesperada revelarán que hay mucho más en juego de lo que Arrah cree.

En Reino de almas, la primera parte de la saga de La última bruja, la autora nos presenta un mundo denso y fascinante. Inspirado por las culturas de la zona oeste de África, el primer tercio del libro se ve inundado por cuentos de brujas y magia prohibida mientras Arrah busca la forma de alcanzar un atisbo de magia, cueste lo que cueste. Pese a que esta exposición continua ralentiza un poco la trama, una vez el argumento se pone en marcha y las piezas empiezan a moverse todo eso queda atrás. La autora continúa explicando su mundo y las reglas que lo rigen, pero la trama hace que sea un proceso más agradable.

Los personajes, y especialmente las relaciones entre ellos, hacen mucho para aligerar el mundo que los rodea. Arrah lleva toda la vida intentando impresionar a su madre, aunque cada día es más consciente de que nunca será capaz de hacerlo. De que su progenitora tiene unas ambiciones mucho más grandes que ella y jamás le prestará la atención que se merece. Las relaciones familiares descritas en esta novela, en general, son terriblemente complejas y tóxicas, pero constituyen una de las características más interesantes del libro. No solo la de Arrah con su madre, sino también con otros personajes que van apareciendo según avanza la trama.

En conclusión, Reino de almas es una entrada contundente a un mundo exótico y apasionante de magia y demonios. Pese a que a primera vista sus más de quinientas páginas pueden asustar, el viaje de Arrah hace que, al final, hasta parezca que saben a poco.