Una noche del mes de mayo, aparece Jujú, un bebé abandonado a la puerta de una casona en la que viven tres hermanas solteronas. Etelvina, Leocadia y Manuelita viven en una gran casa heredada de su padre, su abuelo y bisabuelo. Las hermanas intentan encontrar a los padres, pero al final se quedan con él y le llaman Marco Amado Manuel, aunque en realidad todo el mundo le llama Jujú.
El niño crece en la casa cuidado por sus tres tías y con unos amigos algo peculiares: un perro, un gallo y una perdiz. La buhardilla de la casa es su refugio y allí se ha montado un barco, el Ulises, junto con el perro Contramaestre, el gallo almirante Plum y la perdiz señorita Florentina.
Una noche de invierno, al ir al cobertizo al coger más leña, se encuentra con un hombre herido que le obliga a traerle comida y vendas. Poco a poco, este desconocido se va ganando la confianza de Jujú y el joven lo traslada del cobertizo al Ulises sin que sus tías se den cuenta. Este hombre, preso fugado de la justicia, será el Polizón del Ulises y pasará una buena temporada en la casa, contándole historias a Jujú de viajes y aventuras mientras recupera sus fuerzas. Juntos, planearán huir de la casa de las tres tías y embarcarse en la aventura de descubrir lugares mágicos más allá del mar.
Un niño abandonado que no conoce a sus padres, tres tías que parecen tres hadas madrinas, animales como amigos y una aventura por delante. Ana María Matute consigue introducir en esta novela ciertos elementos propios de los cuentos de hadas y conduce a su protagonista hacia una última aventura final. Pero si te contáramos qué sucede a continuación, el libro ya no tendría tantas sorpresas y nosotros en El Templo te recomendamos que leas El polizón del Ulises porque es uno de los clásicos de la literatura infantil y juvenil española, fue premiado con el Premio Lazarillo en 1965, y actualmente se encuentra publicado en la colección Clásicos Modernos de Anaya.