Li Huan es uno de los jóvenes más afortunados del servicio militar: es de los pocos que saben leer. Además, disfruta con la lectura, pero eso es algo que no puede decir en voz alta bajo la dictadura. Ni siquiera se lo reconoce a sí mismo. Cualquier pensamiento que se aleje de lo que dice el Gran Padre es inconcebible: podría acarrear la muerte.

Por su talento con las letras, Li Huan es enviado a la prisión política más importante del régimen. Allí se encuentran los activistas, profesores y políticos más relevantes de la oposición. Las cualidades del joven pronto se harán notar y será nombrado censor de la prisión. Este nuevo puesto supone una responsabilidad importante, pero además un gran reconocimiento social.

En su nuevo trabajo se enfrenta a las cartas del preso 139: Wang Zhu, un profesor universitario del antiguo régimen. Lo que no esperaba Li Huan es que esas palabras que él cercena cada día se pudieran convertir en un arma contra sí mismo.

Jordi Sierra i Fabra ambienta su nueva novela en un tiempo y en un lugar indeterminados. De esta manera, construye una cárcel que podría ser la de cualquier régimen político que trata de acallar a su enemigo más peligroso: la intelectualidad.

Para esto, el autor se vale de la figura de un joven que ha asumido los hechos que le han contado sin cuestionárselos... hasta que se tambalean. Así, mediante una novela introspectiva, construye el perfecto retrato de la represión interna y política de una dictadura. A través de la relación entre el muchacho y el profesor, teñida de desesperación y violencia, consigue tratar un tema universal.

Sierra i Fabra no abandona para contar esta historia su mejor aliada: la sencillez. En una novela cuyos capítulos imitan las letras del abecedario, con frases cortas pero esenciales, y un estilo que se acerca a lo lírico, nos deja una obra más llena de citas memorables.

Las palabras heridas destaca en la prolífica producción de Jordi Sierra i Fabra: es sincero, impactante y reivindica el poder de las palabras como motor del mundo.