Háblanos del demonio del hielo, Karachún. Esta noche ronda por ahí fuera y está rabioso por el deshielo.
El invierno está bien entrado en la Rus del norte y Marina Ivanovna vuelve a estar encinta: una niña, de nombre Vasilisa, nacerá en otoño. Marina cree tener fuerzas para otro parto; sabe que al menos la verá nacer. Vasilisa será como su abuela, la madre de Marina, de la que esta no acostumbra a hablar, pero de la que dice haber heredado una pequeña parte de su don. Ahora bien, su Vasia heredará más.
La niña nace y Marina fallece, pero no sin antes dejar todo bajo un aparente control. A Piotr Vladímirovich, su marido, le hizo prometer que cuidaría de la recién nacida, arguyendo que era importante porque ella la había «elegido». Y Dunia, la vieja aya que siguió a Marina desde Moscú cuando el padre de esta decidió casarla, le dio su palabra de que cuidaría de sus hijos.
El invierno pasa y también pasan los años. Piotr siente que debe cumplir su promesa y para ello necesita volver a casarse. Pero... de poca ayuda le será a Vasia la unión de su padre con una joven que puede ver los mismos seres que ella: serviciales espíritus domésticos para una, aterradores demonios para la otra.
El oso y el ruiseñor es una novela que lleva años conquistando al público anglosajón, y que al fin llega a España. Una ficción histórica más adulta de lo que estamos acostumbrados a leer en juvenil, ambientada en una Rusia medieval donde el cristianismo ortodoxo tiene un papel clave en contraposición al folclore popular.
Esta primera parte de trilogía está dividida en tres partes, casi como si de introducción, nudo y desenlace se tratasen. Una primera donde se presenta desde distintas perspectivas al elenco completo de personajes, a la par que nos familiarizamos con el entorno; una segunda (y más larga) en la que la aparición, en dicho escenario, de un nuevo personaje provoca un desequilibrio y, por último, una tercera en la que tienen lugar la resolución del presagio de la primera y el conflicto de la segunda.
Si bien es cierto que El oso y el ruiseñor nos deja con la necesidad de saber qué ha pasado con aquellos personajes a los que perdemos la pista durante las dos segundas partes, se trata de una novela debut fascinante, brillantemente escrita (y traducida por Maia Figueroa), y atestada de monstruos, magia y frío. Un siniestro cuento que «creemos» conocer, pero que, durante lo «poco» que dura, no para de sorprendernos.