La editorial Edebé continúa con sus sagas fantásticas tras La guerra de las brujas de Maite Carranza, a la que siguió Las hijas de las tormentas, de Jordi Sierra (cuya segunda parte acaba de aparecer, por cierto), pero en este caso se desmarca de las trilogías anteriores con Porta Coeli, una tetralogía. En esta entrega, subtitulada La orden de Santa Ceclina, nos encontramos con una aventura ambientada en la época medieval, a medio camino entre lo histórico y lo fantástico (igual que ocurría en Finis Mundi y Grimpow). Los protagonistas pertenecen a esa famosa orden que da título a la novela, orden formada por monjes guerreros (que nos recuerdan a los templarios, aunque no se menciona que lo sean). La historia comienza cuando Bernardo deja su tranquila vida dedicada al conocimiento y el estudio para ir, junto con su amigo Nuño, en pos de unas extrañas criaturas que han aparecido de no se sabe dónde. Por el camino se toparán con una enigmática joven, Yebra, a la que el populacho acusa de bruja por sus conocimiento sobre plantas, y que esconde algunos secretos.
Porta Coeli es una saga estructurada en cuatro libros. Aunque el arco argumental de esta primera aventura se abre y se cierra, quedan algunas incógnitas que suponemos serán despejadas en sus continuaciones que, por lo que parece, ocurrirán en otras épocas hasta llegar hasta nuestros días. La única pega, que a mi parecer ralentiza la lectura, es la excesiva extensión de algunos capítulos; aspecto que la autora (finalista de prestigiosos premios literarios como el Jaén, el Edebé y el Minotauro) debería tener en cuenta para las siguientes partes de esta ambiciosa saga.
En definitiva, un nuevo nombre que añadir a la cada vez más larga lista de autores que escriben literatura fantástica juvenil en nuestro país. Bienvenida sea esta Porta Coeli que acaba de abrirse y esperamos siga cautivándonos en sus posteriores entregas.