Anoche, en el cementerio de Merit, dos presos fugados y una niña retiraron kilos y kilos de arena de una tumba reciente. Victor inició así su venganza, que llevaba planeando durante los últimos diez años que ha pasado en la cárcel.
Hace una década, Eli eligió un tema extraño y controvertido para su trabajo de final de carrera. El profesor lo miró confundido, sus compañeros con curiosidad y Victor, su mejor amigo, pensó que se había vuelto idiota. El tiempo demostraría que era otra cosa en lo que se acabaría convirtiendo.
Los dos hombres, atrapados en una espiral de violencia, secretos y muerte se enfrentarán hoy en un último asalto. Desplegarán sus peones sin piedad alguna, y los alfiles y caballos se moverán por Merit dejando a su paso una ola de sucesos muy extraños. Y a su lado, dos hermanas, las dos reinas del tablero, idénticas y al mismo tiempo completamente diferentes, inclinarán la balanza hacia uno de los dos reyes, condenando al otro a un destino atroz.
Poco o nada debe contarse del argumento de Una obsesión perversa. Este primer libro de la trilogía adulta de Schwab puede encajar perfectamente en juvenil, aunque bien es cierto que tiene buenas dosis de violencia. La historia funciona de forma independiente, pero la autora quiso continuarla en Una venganza mortal y otro tomo que del que aún se desconoce el título.
Schwab acierta en la ambientación, que recuerda a los cómics de Batman, pero también es cierto que nos hubiera gustado un mayor detallismo a la hora de describir los escenarios. La prosa es sencilla, sin florituras, pero encaja con la psicología de los personajes. Es en ellos donde reside el éxito de este libro: sus mentes retorcidas (y que al mismo tiempo presentan fuertes códigos morales) y su inteligencia, así como sus pocos escrúpulos destacan sobre el exceso de buenismo que a veces empapa la literatura juvenil. Además, todos huyen del maniqueísmo, lo que siempre es de agradecer.
La obra plantea cuestiones muy interesantes sobre la muerte, la existencia y la esencia misma de la naturaleza humana. No es una novela simplona o que pretenda solo el disfrute. Es reflexiva, oscura y un poquito morbosa. Si eres seguidor de la La patrulla X y disfrutas con el cine de Tarantino, Victor ya te está esperando a los pies de una tumba con una pala para que comiences a cavar. Pero has de saber que una vez empieces, está historia no te dejará escapar.