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Ne obliviscaris
Fernando Alcalá

Edelvives
El reportero recomienda El Templo#81 (abril 2021)
Por Raquel Periáñez
2.590 lecturas
Ash llega a la isla de Bran una noche de terrible tormenta, tan terrible que pensó que no lo conseguiría; pero cuando despierta está sano y salvo en su destino, el colegio Dumas. Enseguida se hace amigo de Rudy, su parlanchín, comilón y bromista compañero de habitación, que le enseña todo lo que tiene que saber: las clases, los profes, la pareja que siempre está en la biblioteca y saca las mejores notas, el grupo de chicas populares…
 
Charlotte y Arnaud no se relacionan con nadie. Él tiene siempre un libro en la mano y ella consulta las cartas, y se mantienen al margen de todo. No pueden intervenir.
 
Maya siempre ha sido una chica popular. Lleva en el colegio Dumas desde los tres años; todo el mundo la conoce y la respeta. Un día, su vida da un vuelco: sus compañeros empiezan a contar rumores sobre ella y, de golpe, se hacen realidad. Todo lo que se dice por los pasillos se cumple. Esa noche, una luz misteriosa casi la hace desaparecer… y al día siguiente, nadie la recuerda.
 
Ne obliviscaris, publicada en 2010, fue la primera novela de Fernando Alcalá, que ahora escribe habitualmente junto a Geòrgia Costa y con la que ha publicado ya casi una decena de libros.
 
A pesar de que la novela cuenta con poco más de doscientas páginas, y por tanto escaso margen para un gran desarrollo, condensa misterio, personajes creíbles, amistades sinceras e incluso una relación amorosa que, a pesar de ser bastante secundaria, no resulta superficial ni forzada.
 
La intriga se sostiene durante toda la novela y, a pesar de que el autor nos ofrece una explicación racional y bastante compleja, hay también espacio para las elucubraciones y las posibilidades, especialmente gracias al epílogo final.
 
Esta es una novela coral, donde todos los personajes tienen un momento para destacar gracias a su tono introspectivo, que convive con escenas llenas de acción y un final emotivo que nos habla de la fuerza de las convicciones y los recuerdos como parte indispensable de quienes somos.
 
Y es que Ne obliviscaris nos hace tener presente que, en ocasiones, lo más aterrador no es morir, sino olvidar y ser olvidado.