Una llamada es todo lo que hace falta para que las vidas de Jonás y su padre den un giro de ciento ochenta grados.
Después de la muerte de su esposa, Sebastián decide retirarse del trabajo de sus sueños y vender su casa. Jonás, por otra lado, pasa de ser el hijo modelo a meterse en conflictos de todo tipo. Sin embargo, todo cambia para ambos cuando Sebastián recibe una llamada alarmante: Rafael, su exsocio, no da señales de vida desde que se fue a Praga para escribir un artículo sobre Ondrej Potocki, un misterioso doctor checo.
Sin pensárselo dos veces, padre e hijo ponen rumbo a la capital checa para encontrar a Rafael, pero el viaje toma un cariz muy distinto cuando, durante su búsqueda, tropiezan con un rastro de cadáveres que se remonta al siglo XIX y que, curiosamente, está relacionado con Potocki, el doctor obsesionado con la inmortalidad que estaba investigando Rafael antes de desaparecer.
Daniel Hernández Chambers, premiado escritor con más de veinte novelas, ha hecho uso de escenarios reales, como Praga, para sumergirnos en una historia cargada de misterios.
El simple hecho de que la novela hable sobre un doctor obsesionado con la inmortalidad ya es una premisa más que suficiente para que los amantes del suspense se adentren en las páginas de Muéstrame la eternidad. Sin embargo, este libro tiene otros puntos fuertes, aparte de la trama. Un ejemplo es cómo está escrito: el autor crea la atmósfera perfecta en cada momento y sabe cómo dejarnos con la intriga.
¿Los puntos débiles? Tal vez el desarrollo de los personajes: aunque tienen sus matices, se echa en falta una evolución a lo largo de la historia y a veces es difícil sentirse identificado con ellos. Aún así, esta novela es perfecta para todos aquellos que buscan una trama interesante y que están cansados de párrafos enteros dedicados a la psicología del personaje.
En definitiva, Muéstrame la eternidad tiene algo especial que te engancha de principio a fin. Y si no me crees, compruébalo tú mismo.