Durante generaciones, el pueblo irlandés de Ballyfran ha coleccionado secretos y desapariciones de chicas adolescentes, y eso no puede ser un buen presagio para dos gemelas que se mudan con su madre al lúgubre castillo de su padrastro. Catlin, la más segura de las dos, acostumbrada a conocer gente y proclive al enamoramiento, enseguida se ahoga en un entorno tan limitado, y encuentra una salida en su nuevo novio. Para Maddy, la más reservada, la dificultad empieza por ser más independiente de su hermana y encontrar su identidad; reconocer sus sentimientos por la chica que le gusta... y controlar los poderes que empiezan a aparecer en su interior. Su nueva vida en aparente normalidad dará un giro tenebroso cuando —lo has adivinado— comiencen a ocurrir cosas extrañas. Empezando por los cadáveres en el bosque.

No se nos ocurre ambientación más evocadora que un pequeño pueblo perdido de Irlanda en el que todos sus habitantes tienen un secreto que esconder. Añadamos ahora un poco de niebla, dos recién llegadas y una trama romántica. ¿Lo visualizas? Ya tenemos el escenario perfecto para narrar lo ordinario y, poco a poco, dejar asomar lo inquietante, hasta que la intuición de que algo no encaja se convierta en un descenso visceral por un pozo de brujería, espiritualidad, ritos paganos y vibrantes encuentros amorosos que rayan lo siniestro. El mérito de Deirdre Sullivan no es lograr todo esto, sino hacerlo de la forma más natural posible, con un estilo hipnótico y dos protagonistas adolescentes que, en sus deseos y pulsiones, nos tocan muy de cerca.

Incluso cuando la trama no puede evitar caer en ciertos lugares comunes, su reverso paranormal se ocupa de hacer que la más trivial de las discusiones familiares nos mantenga alerta. El diablo está en los detalles, y si algo tiene la prosa de Sullivan es una gran atención a lo particular, que salpica las escenas cotidianas con reflejos macabros. No sabemos si es brujería, pero la precisión con la que se construye el tono de la novela es asombrosa.

Muertes perfectamente evitables funciona como novela autoconclusiva, pero si llegas al final con la sensación de que Ballyfrann oculta muchos más secretos, estarás en lo cierto. La secuela ya está en camino y, mientras tanto, ya sabes; una pizca de sal bajo la cama y una buena lectura son el mejor hechizo para mantener el mal a raya.