Para los mellizos Crespo y Helen Price, la vida en Vista Soleada no podría ser más aburrida. Pasan el tiempo ayudando a su madre a regentar la pensión, observando a los nuevos huéspedes o echando partidas de Monopoly, sin nada más que esperar que la llegada del día siguiente. Cada verano, el aburrimiento se convierte en molestia durante cinco largas semanas: los mellizos tienen que soportar a su insufrible primo Panza, tres años más pequeño que ellos. Si a eso sumamos el calor y la continua monotonía, estas vacaciones no pintan demasiado entretenidas para los Price.
Al menos hasta que el tío Grigorian decide hacerles una visita. Les propone pasar unos días en su granja de Gales y, aunque es un señor algo extraño, aprender a montar en tractor y cuidar de los animales parece un plan más entretenido que el actual, así que los chicos aceptan. No tardan en darse cuenta de que sus aventuras veraniegas van a ser mucho más que entretenidas... llegando a cobrar magnitudes astronómicas.
De la mano de Crespo, Helen y Panza descubrimos multitud de detalles acerca del enigmático Planeta de los Gusanos. A la larga, estos detalles se convierten en pistas de un misterio mucho mayor. Con un ritmo rápido, y casi sin pausas, vamos asociándolas entre sí, llegando a una inesperada resolución. La trama, muy bien hilada, da aún más credibilidad a este final.
Pero El misterio del Planeta de los Gusanos no es solo una historia de intriga, también tiene una gran carga moral: nos enseña que tras cada opinión o ideología pueden esconderse motivaciones egoístas que nada tienen que ver con lo que afirman representar.
En algunos aspectos se nota que esta novela fue una de las primeras de Ken Follett, pero eso no hace la historia menos entretenida. Al contrario; las páginas del libro, rebosantes de acción, misterio y aventuras, no necesitan de un nombre influyente para atrapar a lectores de todas las edades.
Únete a ellos y adéntrate en el misterioso Planeta de los Gusanos, ¡no te arrepentirás!