Phin podría ser un niño normal de nueve años: le gusta la tele e inventar historias, tiene unos padres que lo quieren (aunque riñan) y el colegio no se le da tan mal. Pero Phin tiene un problema, o mejor dicho: vive continuamente angustiado por los problemas de los demás. ¿De todos? No: sólo de las especies en vía de extinción, un asunto que lo apasiona y angustia a partes iguales. Su cerebro contiene tanta información sobre la fauna que no puede dar dos pasos sin pensar que puede estar perjudicando de modo indirecto a un animal, y tanta preocupación trae de cabeza a su pobre madre, una periodista freelance divorciada, que no solo tiene que lidiar con un pequeño en casa: es que ese pequeño habla y actúa como la reencarnación de Félix Rodríguez de la Fuente.
Cuando la profesora de Phin lleva una rana a clase para que la cuiden entre todos los niños, Phin pone el grito en el cielo: ¡no se puede sacar una especie protegida de su hábitat! A partir de aquí, y con ayuda de su amigo Pájaro, desarrolla un plan brillante (más o menos) para devolver al anfibio a su hogar sin levantar sospechas (una rana de plástico en sustitución debería engañar a los niños durante unos días). La vida de Phin se complica todavía más cuando el psicólogo le prohíbe ver el Canal Verde, una cadena de televisión naturalista con propaganda muy agresiva, y al mismo tiempo se siente responsable del divorcio de sus padres. Pero que estas historias dramáticas no te confundan: Mi familia y otras especies en extinción es un libro muy divertido, con un protagonista de los que marcan tendencia. No importa las veces que se desvíe del tema, porque todas sus divagaciones y conclusiones te harán reír (a veces a carcajadas) y también te concienciarán sobre problemas de nuestro mundo a los que no prestamos demasiada atención.
La novela de Carla Gunn ha catapultado a su autora al éxito en su país natal, Canadá, y poco a poco se abre camino en otros países. Aunque la editorial Noguer, responsable de la publicación en España, lo aconseja a partir de catorce años, creemos que quizá un público más infantil y también más adulto conectarán con Phin con igual o más facilidad. Mi familia y otras especies en extinción no se parece en nada a otros lanzamientos de juvenil, y marca una línea editorial muy atractiva que ya hizo camino con No somos los únicos que llevamos este estúpido apellido. A Noguer le gustan los títulos largos. A nosotros nos gusta que arriesgue con publicaciones que huyen de lo convencional.