¡Cuidado! Esta reseña contiene spoilers de las entregas anteriores de la saga.

Ha pasado un año desde que la noche cayó sobre el Amanecer. Con Fitchner muerto y Darrow, el casi legendario Segador, en manos del Chacal, ¿qué esperanza les queda a los Hijos de Ares?

Eso es lo que pensaría Darrow si después de tres meses de tortura y nueve de confinamiento tuviera fuerzas para pensar en algo, además de en la muerte. En la oscura y diminuta caja en la que el Chacal lo ha recluido no existen los días ni las noches. Darrow está a solas con sus pensamientos, su inmundicia y sus fantasmas.

Eso es lo que queda del Segador de Marte: una víctima llorosa, apenas un hombre, que solo desea la muerte.

Así de angustioso es el arranque de Mañana azul, el libro que cierra la épica revolución espacial de Pierce Brown. Si piensas que tras un comienzo tan terrible las cosas solo pueden ir a mejor para Darrow, será mejor que vayas ahorrando para un psicólogo. Para cuando llegues al final de la historia, probablemente necesites sus servicios.

Amigos que se convierten en enemigos, enemigos que se convierten en aliados, torturas, sangre, revolución, engaños, muerte... Todo lo que viste en Amanecer rojo e Hijo dorado vuelve en esta última entrega multiplicado por diez. Pierce Brown regresa con esta historia de dorados y rojos, aunque hay algo que podemos asegurarte: nada es blanco o negro. Todos los personajes, por secundarios que sean, están plagados de matices. Ahí reside parte del interés de esta novela: si nadie es enteramente bueno o malo... ¿de quién puedes fiarte?

La acción salpica cada una de las casi setecientas páginas, ya sea en forma de intriga política o de trepidante batalla. Si la brutalidad de la trama no te deja sin respiración, lo harán los giros del argumento; aunque ya te lo avisamos: a veces el autor hace un poco de trampa para conseguirlos. De cualquier manera, la conclusión es que esta no es una novela para lectores impresionables o escrupulosos.

Amanecer rojo fue la chispa; Hijo dorado, la revolución. Mañana azul es la guerra.

Per aspera ad astra.