Introducción:
Toda investigación debe empezar con un claro objetivo. O al menos eso dice la profesora de ciencias cuando aconseja a la clase sobre la exposición de sus trabajos. Suzy sabe muy bien cuál es el suyo: demostrar que Franny no se ahogó.
Hipótesis:
Cada cinco segundos, veintitrés personas sufren una picadura de medusa. Uno, dos, tres, cuatro, cinco. De estas veintitrés personas, algunas morirán. Las medusas son difíciles de ver, por lo que las muertes se suelen atribuir a otras causas. Franny era una nadadora excelente. ¿Y si en realidad murió por culpa de una picadura y nadie se dio cuenta?
Procedimiento:
· Paso 1: aprender todo lo posible del tema. Lo que incluye consultar con expertos, incluso si viven en Australia y tú eres una niña estadounidense de doce años.
· Paso 2: visitar al experto que has elegido. Esto puede suponer perder clases, tomar un vuelo transatlántico y robar a tu familia. La organización es primordial si quieres que todo vaya bien.
· Paso 3: el más importante. No contar nada a nadie. Aunque para Suzy es fácil: no habla desde el supuesto accidente.
Método:
Utiliza la primera persona para hablar de tus avances en la investigación; conectarás mejor con el público y podrás transmitirles tus inquietudes e impresiones. No olvides incluir datos científicos para demostrar la objetividad del proyecto. Pero no te pases, podría volverse demasiado frío. Para evitarlo, intercala capítulos de reflexión en los que te dirijas directamente a Franny. Así tendrás un buen balance de racionalidad y emotividad. También es importante informar de tus fallos, en el caso de que los hubiera.
Referencias:
No olvides incluir a todas las personas implicadas. No basta con el nombre: debes aportar los suficientes datos como para que el lector los conozca y vea que son personas reales, que no te los has inventado.
Conclusión:
Cuando estés preparada, cuéntale a todo el mundo Lo que sucedió con la medusa.