Hace tres años, la madre de Emily, a la que todo el mundo quería, la de la suerte inagotable, murió de cáncer, y nada ha sido fácil desde entonces.
Ahora, Emily se enfrenta a un verano sola. Matt, su novio, el chico que su madre decía que era perfecto para ella, no le habla, y tampoco sus amigos. ¿Cómo van a hablarle después de lo que hizo en la fiesta de fin de curso? Su mejor amiga está de monitora en un campamento sin cobertura y los diez minutos de teléfono del domingo no son suficientes. Su padre, incapaz de hablar de su madre tras su muerte, está tirando lo que conservan de ella y metiendo todas sus vidas en cajas, porque tienen que mudarse a una casa mucho más pequeña.
Un viejo amigo de sus padres vuelve al pueblo y con él trae a su hija, Blake, con la que Emily conecta instantáneamente, a pesar del miedo a que descubra lo que pasó en la fiesta y se aleje de ella. Vaciando los armarios, aparece la lista de cosas que su madre quería hacer en el verano en el que tenía su edad. Blake la anima a cumplirla también, y ella acepta para poder sentirse más cerca de su madre.
A pesar de que el planteamiento parezca algo dramático, La lista de la suerte tiene todos los ingredientes de una comedia romántica perfecta; aunque es fácil adivinar el desarrollo de la novela desde el inicio, lo importante nunca es el final, sino el camino.
Rachael Lippincott aborda con delicadeza el duelo por la muerte de una madre en los pequeños momentos, sin grandes escenas dramáticas, y lo que supone tratar de reconciliar una vida posterior a la pérdida con los recuerdos. Emily debe asumir que no puede ni debe permanecer exactamente como su madre la dejó, y que cambiar y descubrir cosas nuevas de sí misma no es una traición a la memoria de la persona que mejor la conocía.
Esta naturalidad y falta de dramatismo son, sin duda, los puntos fuertes de la novela, que brilla en las relaciones entre personajes. Emily es una protagonista redonda y está rodeada de personajes igualmente complejos. No hay discusiones imperdonables, las amistades no se rompen fácilmente y la historia de amor está llena de inocencia y de duda.
La lista de la suerte es, en definitiva, una novela que nos recuerda que la amistad y el amor son lo más importante, y que estamos hechos de fragmentos de las personas que nos quieren.