En un siglo XIX alternativo donde la alquimia está a la vanguardia tecnológica, las guerras napoleónicas han tomado los cielos como campo de batalla. Los barcos de la Armada Aérea británica ya no surcan los mares, sino que se elevan por los aires desafiando la gravedad.
En el caso del HMS Lionheart, el vuelo no dura mucho. El capitán Fellowes y su tripulación comienzan esta aventura con un aterrizaje forzoso en una isla remota; consecuencia de una peligrosa batalla naval contra cañones franceses. La caída es dura, pero, por suerte o por desgracia, no son los únicos náufragos en la isla. Entre los miembros de otras tripulaciones que han corrido su misma suerte se encuentra Ellen Fellowes, hija del capitán, a quien este creía segura en otras costas.
Alejados de la civilización y resignados a su destino, los habitantes de la isla habían encontrado cierta paz, pero la llegada de nuevos hombres ha atraído miradas enemigas. Así comienza una carrera contrarreloj para reflotar la Lionheart y escapar de la isla con vida... con la amenaza de que un traidor podría encontrarse entre sus filas.
Es en el momento en que Lionheart —la nave— toca tierra cuando Lionheart —la novela— alza el vuelo. Sin apenas darnos respiro, un despegue a toda vela marca el tono y el ritmo de una trepidante aventura al más puro estilo de Master and Commander aderezada con la dosis justa de fantasía.
Ana Roux capitanea con habilidad una historia que brilla en sus escenas de acción, pero deja espacio para la pausa, el duelo e incluso el romance. Allí donde los combates navales nos mantienen en vilo, las escenas en tierra nos permiten compartir tiempo con sus personajes y trazar un detallado mapa de sus relaciones, que navegan entre lo reverencial, lo familiar y lo íntimo, y a menudo todo a la vez. Tanto es así que es fácil olvidar que esto es solo el principio, pero, antes de despedirse, la novela se asegura de recordarnos que la segunda entrega de la bilogía zarpará próximamente.
Si algo tiene Lionheart —y ahora hablamos tanto de la nave como de la novela— es que puede ser ligera como una pluma y, al mismo tiempo, sólida como una roca. Si andas en busca de un nuevo horizonte, podemos garantizar que este será un destino… a la altura.