¡Cuidado! Esta reseña contiene spoilers de los anteriores libros de El hijo de la Hechicera
Por fin ha llegado el día. Después de todo lo que ha tenido que sufrir, Wulfgar vuelve a estar al mando de sus dominios. Además, está rodeado de sus amigos en el día más feliz de su vida: su boda con su amada Signi.
Pero la felicidad es incompatible con la presencia de Gudrun, la Hechicera del Hielo. Y Gudrun ha llegado.La tenebrosa magia de la Hechicera del Hielo irrumpe en el hogar de Wulfgar. El hijo de Gudrun, Kari, consigue expulsarla, pero no antes de que la bruja siembre la semilla del mal, lanzando una maldición sobre los dominios del Yarl: todos sus habitantes caerán en un profundo sueño y sus almas quedarán bajo el poder de Gudrun. La primera en ser embrujada es Signi, la prometida de Wulfgar. Para salvarla, Kari, Wulfgar y sus amigos tendrán que viajar hasta la peligrosa tierra de los Hechiceros de Hielo para enfrentarse en persona a Gudrun.
Has leído bien: Ladrones de almas es el tercer tomo de la saga El hijo de la Hechicera, pero lo cierto es que la aventura que narra es totalmente independiente. Claro, es mejor haber leído los libros anteriores, pero en Ladrones de almas encontrarás las explicaciones necesarias para saber quién es todo el mundo y de dónde han salido.
Es posible que el nombre de Catherine Fisher te suene. Es la escritora de Incarceron, la saga de ciencia ficción que se puso de moda hace unos años. Incarceron se ambientaba (en parte) en una especia de dimensión-cárcel. Como podrás deducir por la sinopsis de Ladrones de almas, Incarceron y El hijo de la Hechicera no podrían ser más distintos. Ambos se desarrollan en mundos originales y ricos, y ese talento de Catherine Fisher para la ambientación es precisamente el punto fuerte de Ladrones de almas.
La trama en sí consiste en una búsqueda plagada de peligros. Las aventuras que tienen que superar los protagonistas son bastante independientes entre ellas, casi se diría que deslavazadas, pero sirven como excusa para que la autora nos guíe por rincones de ese mundo helado: tribus, espectros, gigantes… todo aderezado con la pizca justa que mitología nórdica. ¿Quién no se apuntaría a este viaje?