La vida de Peter Hoffman se podría resumir en tres simples puntos: aguantar a los estirados profesores del internado en el que estudia y a sus aún más estirados compañeros de clase, soportar la férrea disciplina que le imponen y lidiar con esa molesta soledad que lleva sintiendo desde hace tantos años. Su mayor esperanza es la Navidad, ya que al fin podrá pasar unos días con sus padres. Pero un viaje urgente de negocios vuelve a torcer sus planes familiares, y a Peter no le queda otra que pasar las vacaciones en casa de su excéntrico y prácticamente desconocido tío Basilius.

Al principio, Peter no quiere quedarse: incluso preferiría volver al internado. Sin embargo, después de unos misteriosos sucesos que implican felinos y sueños robados, el tío Basilius confiesa que esconde mucho más de lo que se aprecia a primera vista... y que está dispuesto a compartir sus secretos con Peter. No le queda otra, pues una poderosa fuerza que lleva miles de años dormida amenaza con despertar, y la imaginación de Peter parece estar conectada con ella de una forma que nadie es capaz de explicar. ¿Lograrán detenerla a tiempo?

El mundo secreto de Basilius Hoffman nos guía a través de todo un mundo lleno de detalles: el Diario del Cartógrafo, la Ciudad de los Tejados, el Bastón, personajes como Rivka... El universo que Fernando M. Cimadevila ha creado es bastante complejo, rasgo que no impide que adentrarse en él resulte cómodo y divertido. Los peculiares personajes y artilugios lograrán sacar al lector más de una sonrisa, al igual que las citas que encabezan cada capítulo, que siempre hablan sobre gatos.

La trama es otro punto que llama la atención: aventuras trepidantes, misterios, intriga, sucesos del pasado que cobran importancia en el presente y cabos de la historia que comienzan a hilarse pero no terminan de hacerlo, dando a entender que el autor lo tiene todo perfectamente planeado para las próximas entregas.

Quizás se echa en falta algo más de profundidad e información sobre los personajes, exceptuando a Peter y Basilius. En el caso de Peter, es imposible no hacer referencia a su evolución: no deja de crecer y, aunque sigue siendo un niño, madura y aprende muchísimo a lo largo de las doscientas páginas de la novela.

En definitiva, si te gustan Indiana Jones y La historia interminable, y la imaginación y los gatos te parecen la combinación perfecta, no lo dudes: llama al Argestes y pídele a Jonás que te lleve directo a El mundo secreto de Basilius Hoffman. Te espera un viaje inolvidable.