Si nombramos a Julio Verne, puede que las primeras novelas que te vengan a la mente sean Viaje al centro de la tierra, La vuelta al mundo en ochenta días o 20.000 leguas de viaje submarino. Por eso mismo, este «#PostureoClásicos» está dedicado a una de sus mejores novelas que, sin embargo, no es tan conocida entre los lectores.
La isla misteriosa se publicó por fascículos en el Magazine de Ilustración y Recreo desde enero de 1874 a diciembre de 1875, como era habitual en esa época. Además, las ilustraciones originales del dibujante Jules Férat y del grabador Charles Barbant se han mantenido en muchas de las ediciones posteriores de la novela.
Se trata de una novela de aventuras, como la mayoría de las historias del autor francés. Tras evadirse en globo de la guerra de Secesión, los cinco protagonistas naufragan en el mar y logran llegar a una isla que, en principio, parece desierta. Conforme el globo iba perdiendo altura y se acercaba a la superficie del mar, ellos arrojaban todas sus pertenencias, así que cuando llegan a la isla cuentan únicamente con su habilidad para sobrevivir en la naturaleza.
El grupo de náufragos está formado por el ingeniero Cyrus Smith, sin el cual los demás vivirían en unas condiciones peores; Nab, fiel exesclavo negro de Smith; Top, perro del ingeniero; Gédéon Spillet, periodista que va documentando su estancia en la isla, y Pencroff y Harbert, marineros de profesión. Hacia la mitad de la novela se unen dos personajes más al grupo: Ayrton, un presidiario evadido que ha naufragado en una isla cercana, y Júpiter, un mono al que consiguen amaestrar para que los ayude en las tareas más cotidianas del refugio.
Uno de los temas principales de la novela es la fascinación y admiración por la ciencia, representada en el personaje de Cyrus Smith, el ingeniero del grupo. Gracias a los conocimientos de ciencia aplicada de Cyrus, consiguen sobrevivir y construirse un refugio que le hubiera encantado al Robinson Crusoe de Daniel Defoe. La isla es de origen volcánico, está deshabitada y el volcán no está activo. El grupo de náufragos tiene mucha suerte y encuentra arcilla para cocer utensilios para la comida, hierro y metales que acaban transformando en herramientas e incluso consiguen capturar a varios animales y comenzar con la fase de agricultura y ganadería.
Sin embargo, a pesar de todos los avances que realizan, Cyrus Smith no puede evitar la sospecha de que hay alguien más en la isla y de que les está ayudando en alguna ocasión. Top, el perro, ladra cuando no hay nadie más en el pasillo del refugio; algunos materiales aparecen en lugares demasiado convenientes y, cuando llegues al final de la lectura, podrás ver cómo el recurso de reciclar personajes no es algo moderno solo de esta época, ya que uno de los personajes más famosos de Julio Verne aparece también en esta novela.
Julio Verne siempre era muy detallista en todas sus novelas: sabemos las fechas en la que Phinneas Fogg viajaba para dar la vuelta al mundo, conocemos la distancia exacta a la que se sitúa el centro de la tierra y cómo funciona el Nautilus, el submarino del misterioso capitán Nemo. Así pues, no sorprende encontrar en esta novela descripciones cuidadas sobre los diferentes compuestos químicos que encuentran o extensos detalles sobre cómo consiguen hacer habitables las Chimeneas o el Palacio de Granito.
A pesar de que las descripciones puedan ralentizar en algún momento la narración, son muchas las aventuras que viven los náufragos en la isla y no hay un momento de calma en sus vidas. Si quieres leer alguna novela de Julio Verne, pero no te apetece leer las más famosas o no sabes por dónde empezar, desde El Templo te recomendamos La isla misteriosa, una de las mejores novelas del autor a pesar de que sea menos conocida.