Dos cazadores de brujas asesinaron a la madre de Alyce. La quemaron en la plaza del pueblo ante las ávidas miradas de sus vecinos.

Pero, en realidad, los dos hombres la buscaban a ella. La chica consiguió escapar, pero acabó encerrada en un manicomio en su camino a Londres, ciudad a la que se dirigía en busca de John Dee, el destinatario de una carta que le dejó su madre.

Cuando una extraña pareja va a por ella, la joven, que teme que la lleven a la hoguera, huye de nuevo y, ya en Londres, es acogida por una amable posadera y un joven actor, Salomon.

Allí descubrirá que la persecución que está sufriendo no es aleatoria, sino que se encuentra en medio de una conspiración que involucra a la mismísima Reina Isabel y a su hermana y contrincante, María Estuardo, reina de los escoceses. Un juego de tronos en el que Alyce intuye que ocupa un lugar importante… aunque aún no sepa cuál es.

Con una ambientación muy cuidada, La hora de las brujas es una novela entretenida, una aventura llena de momentos mágicos y terroríficos. Bowling demuestra pericia a la hora de introducirnos en el Londres isabelino, lleno de podredumbre, ignorancia y superstición. Este es sin duda el pilar central de una trama que pronto cae en lugares comunes, innecesarios con un planteamiento tan interesante. Además, el ritmo es algo moroso, lo que puede alargar la lectura de una obra más bien breve. El estilo del autor es curioso: en momentos roza lo literario y crea figuras interesantes con las palabras (sobre todo en las descripciones), pero en seguida cae en unos diálogos poco sutiles o una narración que resulta indiferente.

De todas formas, La hora de las brujas es una obra más que disfrutable gracias a la magia oscura que respiran sus páginas y a la colaboración especial de las dos reinas, los personajes más interesantes de la obra. Si te gustan las novelas históricas bien ambientadas y las tramas llenas de oscuros secretos, Nicholas Bowling ha escrito la novela que deberías leer este Halloween.