El mundo de Sara está dominado por un puñado de grandes marcas que controlan todos los productos con los que se comercializa. El dinero y el poder están por encima de la libertad, y por ello las únicas opciones para los ciudadanos son vivir al borde de la pobreza o trabajar para uno de estos peces gordos.
El futuro de Sara, sin embargo, está por encima de las expectativas de la mayoría, ya que acaba de ser elegida para encarnar el nuevo rostro de Sweet Pink, una de estas multinacionales que controla desde ropa y productos de belleza, hasta tecnología punta y alimentos. En apenas un día, la vida de Sara da un vuelco: de la ropa de segunda mano y el anonimato pasa a ser la joven más rica y prometedora del mundo.
Sus inquietudes personales, por desgracia, están muy por encima de todo lo que Sweet Pink puede ofrecerle, y por eso no duda a la hora de unirse a un movimiento clandestino en la red con el objetivo de acabar con la dominación de las corporaciones.
La pareja más famosa de la literatura juvenil española vuelve a sorprendernos con una historia de tintes futuristas que promete ser el inicio de una serie revolucionaria. La ambientación está cuidada al detalle y el trasfondo de la trama es complejo. Hablamos de un mundo en el que el lector logra meterse desde el principio y que aporta una perspectiva más madura a las típicas tramas de literatura juvenil.
Si opinamos sobre la obra, también tenemos que hablar de la edición: cuatrocientas páginas que pasan volando gracias a un formato amplio y que entra fácilmente por los ojos. Las ilustraciones que acompañan al texto, así como la cubierta y el colorido de las páginas, no dejan indiferente a nadie. Pero claro, Odio el rosa quiere despertar nuestra atención, y por eso esta novela transmedia se completa con un montón de recursos online a disposición del lector, y de otro libro, titulado Historia de Dani, que cuenta otra perspectiva del mundo de las marcas.
Aunque a esta primera parte le falta un poco de acción, al leer la novela uno se da cuenta de que lo que Alonso y Pelegrín han construido con Odio el rosa no es solo una historia, sino un complejo universo que, bien mirado, puede estar más cerca de nosotros de lo que imaginamos.