Mariya Vilamarín lleva toda la vida esperando su oportunidad para brillar en el deporte que ama: el patinaje sobre hielo. Sin embargo, es su hermana mayor, Anastasiya, la que está viviendo ese sueño en su lugar. Mariya está cansada de ser siempre la segunda en todas las competiciones en las que ambas participan, y ese sentimiento es suficiente para que decida arriesgarse e intentar dar todo de sí misma. Para conseguir ser la mejor versión de sí misma,
Mariya deja atrás todo lo que conoce, incluso su nombre, y se transforma en Ari Vilamarín, una patinadora en ciernes con un mundo nuevo al alcance de la mano. Se muda a Canadá, donde encontrará a personas como Pablo Estrada, estrella del patinaje masculino, dispuestas a ayudarla y a creer en ella. Si embargo, no hay que olvidar las partes más oscuras de cualquier deporte, como los comentarios hirientes, las mentiras, el cuchicheo... Ari no sabe si está preparada para ello, pero hará todo lo que pueda para triunfar.
Alena Pons abre la puerta a un mundo hecho de hielo y sacrificios. Con una pluma ágil nos guía a través de conceptos que quizás no dominemos muy bien, pero cuyo desconocimiento no entorpece la narración. De hecho, la trama consigue integrarlos sin que suenen forzados o queden fuera de lugar.
Pese a algún giro de la trama que puede resultar algo inverosímil, la autora sabe aprovechar tanto a sus personajes como las relaciones que nacen entre ellos. El hilo que une a Ari con su madre y su hermana es el encargado de llevar gran parte del peso del argumento, pero no es el único que existe. La amistad entre la protagonista y Julia, su mejor amiga, está presente desde el primer momento, y es uno de los catalizadores para que Ari decida cambiar su situación.
Hielo y plata es una novela completa, entretenida y con muchas cosas que enseñar. Mariya deja atrás sus miedos para convertirse en Ari y enfrentarse no solo a su madre, sino también a sí misma, para conseguir aquello con lo que sueña. ¿Qué lector no querría acompañarla en esta aventura?