Los Áurea han muerto. Y con ellos, la esperanza de evitar una guerra interplanetaria que puede tener consecuencias devastadoras.

Cuando llegaron desde un futuro muy lejano nos salvaron de la destrucción, nos proporcionaron la tecnología para colonizar nuevos planetas y se colocaron al frente del orden mundial. Nadie sabe cómo lo hicieron ni por qué, pero eso ya no importa. Ahora los cadáveres de la familia imperial, a quien se veneraba como dioses, yacen entre los escombros junto a los de tantos otros mortales. Las ciudades más poderosas de la Tierra han sido bombardeadas, los supervivientes se preparan para hacer frente a un enemigo incierto y nuestra única colonia los ha abandonado a su suerte.

Jem, Thomas, Miranda y Aspyn lo han perdido todo, y como tantos otros jóvenes no tienen más opción que unirse al ejército y acudir a la Academia Espacial. Juntos jugarán un papel clave en la guerra que está a punto de estallar, aunque eso todavía no lo saben… o sí.

No pasa mucho tiempo desde el comienzo de la lectura hasta que se hace evidente que Hasta la última estrella bebe considerablemente de El juego de Ender, pero al mismo tiempo parece ser consciente de ello y esforzarse para marcar la diferencia. Valiéndose de elementos muy reconocibles del clásico de ciencia ficción, Belén Martínez construye un futuro que se siente al mismo tiempo muy lejano y muy próximo. El siglo XXIV.

Si algo hay que destacar de la novela es el salto entre narradores, que se acelera a medida que se acerca el final, y cómo aun desde su propio punto de vista los protagonistas tienen la capacidad de ocultar al lector sus más reveladores secretos. Aunque la trama y los personajes no siempre fluyan de la forma más natural, y ello desemboque en pequeñas contradicciones, conforman una historia muy completa que mantiene la tensión en las escenas de acción y consigue sorprender con sus giros argumentales, especialmente en el último acto.

La historia de los Áurea puede salir perdiendo en las comparaciones con sus más que evidentes referencias, pero sigue teniendo mucho que ofrecer en sí misma… desde la primera hasta la última estrella.